El clima político se caldea a medida que se acercan las elecciones del año entrante. Internacionalmente hubo hechos que podrían influir en los resultados. Mencionémoslos sin pretender un examen exhaustivo, sino recurriendo a la reflexión de Ud. amable lector: La elección del presidente Castillo en el Perú que fue una dura lección para las huestes de las élites de Lima, detentadoras del poder por más de 200 años y cuya cabeza visible ahora es el escritor Mario Vargas Llosa, con referencias irrespetuosas y atrevidas hacia el presidente por ser de extracto provinciano, como profesor común y corriente de un colegio en Cajamarca.
Los fantasmas de que se valieron sus contradictores, como la expropiación, el castro chavismo, Venezuela etc., no se han aparecido ni manifestado y bien por el contrario los peruanos ya se olvidaron aburridos de aquellos embelecos. Son como espectros de muerte en Colombia que les funcionó hace casi cuatro años para elegir al que “dijo Uribe”.
Se aproxima la elección en Chile, polarizada con dos candidatos de los extremos: Gabriel Boric de 35 años perteneciente a la izquierda, con un vasto programa de seguridad social garantizando derechos sociales universales al estilo europeo. A los chilenos con una amplia cultura política no se les ha ocurrido perniciosamente invocar los fantasmas que citamos arriba, a pesar de que el candidato es más radical que el de la izquierda colombiana.
Por la derecha, José Antonio Kast, seguidor de Pinochet y de Milton Friedman de la escuela de Chicago, maestros del Centro Democrático, partidario de privatizaciones y la economía neo liberal como el actual gobierno colombiano.
Lo cierto es que aquí, el candidato de izquierda, que está lejos de ser comunista o expropiador, lidera de lejos las encuestas; la gente ya no cree en fantasmas, engendros para atemorizar induciendo a incautos votantes como niños necios de antaño.
POR: CARLOS ALVAREZ