El caso de Jeffrey Epstein volvió a ocupar el centro del debate público y político en Estados Unidos tras la publicación de nuevos documentos por parte de los demócratas del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes. Entre los materiales divulgados se encuentran correos electrónicos del patrimonio de Epstein, su agenda de contactos, registros de vuelos ya conocidos y una lista de masajistas parcialmente censurada. Aunque gran parte de esta información ya era de dominio público, la revelación reavivó las controversias sobre los vínculos del financiero con figuras poderosas y la posible opacidad en torno a su red de abusos sexuales.
Uno de los elementos más polémicos es un correo electrónico en el que Epstein afirma que Donald Trump pasó “horas” en una de sus residencias junto a una víctima. Es importante subrayar que Trump no envió ni recibió esos correos y que no ha sido acusado formalmente de ningún delito relacionado con Epstein. Sin embargo, la sola mención generó un fuerte impacto político y mediático, especialmente porque Trump había prometido durante su campaña impulsar la divulgación total de los archivos del caso.
Jeffrey Epstein, quien durante años abusó sexualmente de niñas y adolescentes, murió en 2019 en una prisión de Nueva York mientras esperaba ser juzgado por cargos federales de tráfico sexual. Su muerte fue declarada oficialmente como suicidio por el Departamento de Justicia, que en julio reiteró que no existían pruebas para sostener la existencia de una supuesta “lista de clientes” que implicara directamente a personas ricas y poderosas en su red criminal. Aun así, el caso continúa alimentando teorías conspirativas y desconfianza pública.
En febrero, la fiscal general Pam Bondi publicó más de 100 páginas de documentos relacionados con Epstein, aunque muchas de las revelaciones no aportaron información nueva. Posteriormente, el Wall Street Journal informó que Trump habría enviado a Epstein una tarjeta de cumpleaños obscena por su 50.º aniversario, con un dibujo de una mujer desnuda y un mensaje sugerente. Trump negó rotundamente la autoría de la tarjeta y demandó al medio, alegando difamación.
En agosto, el Departamento de Justicia difundió la transcripción de una entrevista de dos días con Ghislaine Maxwell, expareja y colaboradora cercana de Epstein, quien fue condenada en 2021 por tráfico sexual. En esa entrevista, Maxwell aseguró que nunca presenció conductas inapropiadas de Trump. No obstante, en septiembre, el Comité de Supervisión publicó el libro completo de cumpleaños de Epstein de 2003, que incluía cartas de múltiples figuras prominentes del ámbito político, empresarial y cultural.
Ese mismo mes, congresistas impulsaron una iniciativa bipartidista para forzar una votación que permitiera divulgar más registros del caso Epstein, pero el esfuerzo quedó truncado por el cierre del Gobierno federal en octubre. Paralelamente, la publicación de las memorias póstumas de Virginia Giuffre, una de las principales sobrevivientes de Epstein, volvió a poner sobre la mesa la idea de que el financiero grababa en video a personas influyentes para ejercer control y chantaje.
En este contexto, Trump incluso declaró que “consideraría” un posible indulto para Maxwell, lo que generó nuevas críticas y sospechas. Finalmente, en noviembre, los demócratas publicaron los correos electrónicos que mencionan directamente a Trump, intensificando el debate político y profundizando la división dentro del Partido Republicano, especialmente entre los seguidores del movimiento MAGA.
Los documentos difundidos incluyen una extensa lista de nombres que aparecen en la agenda de Epstein, entre ellos expresidentes como Bill Clinton y Donald Trump, miembros de la realeza británica, empresarios, artistas, científicos, periodistas y presuntas víctimas. Las autoridades recalcan que figurar en esos registros no implica culpabilidad ni participación en delitos, ya que muchas de las personas mencionadas tuvieron vínculos indirectos, profesionales o circunstanciales con Epstein, como haber viajado en su avión privado o haber coincidido en eventos sociales.
En conclusión, aunque las nuevas revelaciones no prueban delitos adicionales, sí reavivan el escrutinio público sobre las conexiones de Epstein con figuras de poder y sobre la forma en que las instituciones han manejado el caso. La publicación de estos documentos vuelve a poner en cuestión la transparencia del sistema judicial, el alcance real de la red de Epstein y el impacto político que sigue teniendo, años después de su muerte, uno de los escándalos más graves de abuso y tráfico sexual de la historia reciente.

