Liceo de la Universidad de Nariño el mejor entre 8.000 colegios públicos.

Guillermo Alfredo Narváez Ramírez

Por más de 15 años el Liceo de la Universidad de Nariño ha ocupado los primeros lugares en las pruebas de estado a nivel nacional, razón por la cual ha recibido una gran cantidad de reconocimientos y premios. En esta ocasión nuevamente merece ser encumbrado a lugares de honor y reconocimiento. Es así como la herramienta “Lee tu colegio”, del laboratorio de economía de la Universidad Javeriana, que sirve para consultar de manera certera y segura, cómo están los colegios oficiales en seis dimensiones como son el logro académico, inglés y conectividad, permanencia  y bienestar, docencia, mejoramiento y población estudiantil, esto es, un índice que evalúa y arroja de manera virtual a más de 8000 colegios oficiales a nivel nacional, realizó la máxima mención al Liceo de la Universidad de Nariño.

Este logro respaldado por el ministerio de educación nacional se comprende mejor si se analiza que estos logros se han obtenido gracias al trabajo mancomunado con la comunidad educativa, padres de familia, docentes y administrativos. Con el lema de matricular familias, no estudiantes, por lo cual, con el apoyo de la administración central, se trabajan diferentes mecanismos de enseñanza aprendizaje. En tal medida en el liceo de tienen diversas actividades para los estudiantes como el calidoscopio, que es la feria de las miradas, el proyecto Cleo que se enfoca en el componente investigativo, acompañados de todos los proyectos de música, teatro, danzas, oratoria, lectoescritura, así como la profundización para el grado 11. Todo ello compone una gama de posibilidades que se les da a los estudiantes el camino en la obtención de una meta que busca que los estudiantes, más allá de las áreas básicas, puedan tener una formación integral.

 

«Este logro respaldado por el Ministerio de Educación se comprende mejor si se analiza que estos reconocimientos se han obtenido gracias al trabajo mancomunado con la comunidad educativa, padres de familia, docentes y administrativos”.

 

En ese contexto, el equipo de docentes que conforman la familia liceísta, son altamente capacitados y demuestran diversas capacidades en el proceso de enseñanza aprendizaje y los estudiantes junto con padres de familia trabajan en equipo. Porque, a propósito, el liceo tiene el respaldo de los padres de familia, el trabajo decidido de los docentes, inquietos, innovadores y emprendedores, buscando estrategias distintas en su tarea de optimizar los procesos de enseñanza aprendizaje.

En este orden de ideas, los componentes básicos que han logrado el ocupar ese primer lugar nacional tiene como base el respaldo de los padres de familia, el trabajo decidido de sus docentes, siempre inquietos, innovadores, buscando siempre estrategias de optimización en sus labores, en dirección a logar lo máximo en la tarea de los procesos educativos. Cabe explicar además que la identidad liceísta de la cual todos los miembros de la comunidad están caracterizados, es a la vez el motor del proceso. Pero, aquí cabe un paréntesis actualizado de su historia reciente que vale la pena recordar porque hay otro hecho reciente que se debe tener en cuenta y que confirma lo logrado actualmente. 

Fue en 2018 cuando, según el informe Ranking Col- Sapiens, el Liceo de Bachillerato de la Universidad de Nariño logró ubicarse entre los “100 mejores por materia y Top 2018”; dicho informe dio a conocer que teniendo en cuenta los puntajes obtenidos por los 13.000 colegios de Colombia analizados, clasificaron 854. En esa fase de selección se informó que solo fueron seleccionados tres colegios públicos, entre los cuales ya estuvo el Liceo de bachillerato de la Universidad de Nariño, hecho que cobró la mayor connotación si se tiene en cuenta que en Colombia el 69% de los Colegios son de carácter público.

Duele sí, el porcentaje tan bajo de los colegios oficiales que lograron ubicarse entre los 100, hecho que una vez más ratifica la falta de una política educativa para que las instituciones públicas reciban los recursos que necesitan para cumplir a cabalidad su compromiso social y académico.

Por: Guillermo Alfredo Narváez Ramírez

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