León XIV celebra su primera Navidad como Papa con un mensaje de paz y justicia global

El 24 y 25 de diciembre de 2025 marcaron un hito significativo en la historia reciente de la Iglesia católica: el papa León XIV celebró su primera Navidad como Sumo Pontífice, enviando un mensaje que ya es considerado emblemático de su pontificado. Nacido en Estados Unidos y elegido papa en mayo de 2025, León XIV asumió el liderazgo de la Iglesia en un contexto global complejo, caracterizado por múltiples conflictos, crisis humanitarias y profundas desigualdades sociales.

La ceremonia central de estas celebraciones fue la misa de Nochebuena celebrada el 24 de diciembre en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. Ante cardenales, obispos, diplomáticos y miles de fieles congregados —y otros tantos que siguieron la celebración desde la Plaza de San Pedro bajo la lluvia— el papa pronunció una homilía en la que destacó la dimensión cristiana de la Navidad como fiesta de fe, caridad y esperanza. En su discurso, León XIV subrayó que “cuando una economía distorsionada lleva a tratar a los hombres como mercancías, Dios se hace semejante a nosotros, revelando la dignidad infinita de cada persona”, una reflexión que entrelaza el mensaje doctrinal con las realidades socioeconómicas actuales.

Una de las novedades rituales de esta Navidad fue la recuperación de prácticas litúrgicas históricas que no se veían desde hace décadas. León XIV presidió la misa en la tarde del 24 en un horario más tardío —22:00 horas— respecto a lo acostumbrado por su predecesor y además celebró la tradicional misa del día de Navidad el 25 de diciembre por la mañana, algo que no había ocurrido públicamente desde 1994 con Juan Pablo II.

Además de la misa, el Pontífice impartió la bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) desde la logia central de la Basílica de San Pedro el 25 de diciembre, uno de los momentos más seguidos en la liturgia cristiana a escala global. En ese mensaje, León XIV apeló a la solidaridad internacional frente a las guerras actuales, incluyendo referencias a conflictos en Gaza, Ucrania, Yemen y otras regiones marcadas por violencia continua, y pidió un compromiso real con la justicia y la paz. Su discurso también incluyó un llamado a rechazar la indiferencia frente al sufrimiento humano y a construir una cultura del encuentro que trascienda divisiones políticas e ideológicas.

Este primer mensaje navideño del papa León XIV no solo se limita a un contenido religioso tradicional, sino que une reflexión espiritual con un fuerte llamado ético y social, posicionando la Navidad como un momento para renovar el compromiso con los más vulnerables y para rechazar la indiferencia frente a las injusticias. Su enfoque ha sido recibido como un testimonio claro de las prioridades de su pontificado: promover la paz, la inclusión y la dignidad humana.