POR: JORGE HERNANDO CARVAJAL PÉREZ
En estos días, cuando nos encontramos a las puertas de la celebración de los 40 años de DIARIO DEL SUR, me llegan a la mente hermosos recuerdos de lo que ha sido mi trayectoria en el periódico, no solo en el campo profesional, sino también en las cosas positivas que ha aportado para mi vida personal.
Pienso que lo primero que le debo agradecer al DIARIO DEL SUR y a su Fundador-Director, Hernando Suárez Burgos, es haberme inculcado, disciplina y mucha responsabilidad que la verdad, me hacían algo de falta.
Para una mejor comprensión de ese contexto, debo decir que mis comienzos en el periodismo, fueron en un ambiente totalmente bohemio, como era habitual en Cali, en la década de los 70.
Tanto era así que nunca se me olvida, que para ingresar al periódico El País, siendo muy muchacho, me tocó entrevistarme, muerto del susto, puesto que iba a ser el primer trabajo que iba a tener en la vida, con su director, Rodrigo Lloreda Caicedo, quien me preguntó ¿usted fuma? No doctor le contesté de inmediato, puesto que en efecto ese es un vicio que nunca he tenido. Y, ¿bebe?, bueno un poquito le respondí. Ah bueno, dijo el doctor Lloreda, porque periodista que no fuma y no bebe, no es periodista. ¡Puede comenzar a trabajar desde hoy!
Y así fue como inicie mis lides periodísticas, aprendiendo y escribiendo de día y bebiendo de noche como cosaco, con todos los compañeros periodistas, ya que esa era la tendencia de esos años, por lo que nos encontramos en una tiendita que había a la vuelta del periódico, a la que bautizamos como “La escuelita”.
Por esa razón, aunque mi formación periodística fue excelente, en cambio mi actitud personal, dejaba mucho que desear, puesto que llegaba a trabajar a la hora que me daba la gana y pienso que me aprovechaba de mis buenas condiciones periodísticas para considerarme imprescindible.
Puede interesarle: https://www.diariodelsur.com.co/diario-del-sur-entre-el-poder-y-el-pueblo/
Un día por esos avatares que siempre tiene la vida llegué a DIARIO DEL SUR, donde seguí con mi comportamiento no santo, lo que me ganó un fuerte tirón de orejas de don Hernando. Fue entonces cuando me hice el propósito de ser disciplinado lo que me ha dado resultados bastante positivos y se constituye en una de las más valiosas enseñanzas que me ha dado el periódico, donde todos los días, aprendo algo nuevo.
Claro que todavía me tomo mis traguitos y nos los vamos a tomar en la gran fiesta de los 40 años de DIARIO DEL SUR, con mis compañeras de tantos y tantos años de trabajo, Ana Lucia Tumal y Patricia Castro, pero siempre pensando en que como lo dicen los señores japoneses, la disciplina es mucho mejor que la inteligencia.