Las remesas, el motor silencioso que sostiene a millones de hogares en Colombia

Para más de dos millones de hogares colombianos, el dinero que llega del exterior es mucho más que una transferencia bancaria: representa el sustento diario, la estabilidad familiar o la posibilidad de construir un futuro mejor a través del ahorro y la inversión. En la última década, las remesas enviadas por compatriotas que migraron en busca de oportunidades se han duplicado, consolidándose como un pilar silencioso pero fundamental de la economía nacional.

Este fenómeno invita a una reflexión clave: ¿qué tan relevantes son realmente las remesas para el país?, ¿quiénes las reciben?, y ¿qué implicaciones tienen para la economía colombiana en un contexto global marcado por políticas migratorias cada vez más restrictivas?

Para dimensionar su impacto, es necesario mirar primero a la diáspora colombiana. De acuerdo con el DANE, el censo de 2005 registraba 3,3 millones de colombianos viviendo en el exterior; para 2018, la cifra ascendió a 4,7 millones, y estimaciones actuales indican que hoy la comunidad colombiana fuera del país supera los 6 millones de personas.

Esta diáspora, en constante expansión, se ha concentrado históricamente en destinos como Venezuela —que antes de su crisis llegó a albergar cerca del 20 % de los emigrantes—, así como en Estados Unidos, España, Ecuador y Chile, países que para 2022 representaban más del 62 % de los destinos de migración colombiana.

Las motivaciones para emigrar son claras. La búsqueda de mejores ingresos, la posibilidad de reunificación familiar y el acceso a oportunidades laborales y de residencia explican buena parte de este flujo. En 2022, el 60 % de los migrantes señaló el trabajo o la residencia como principal motivo de su salida del país, según el Reporte Estadístico de Migración n.° 2 del DANE. La mayoría corresponde a adultos entre 24 y 39 años, es decir, población en plena edad productiva.

Detrás de estas decisiones también hay causas estructurales de larga data: episodios de violencia e inseguridad, deterioro del contexto sociopolítico y una persistente falta de oportunidades económicas y educativas. Estos factores, combinados, han empujado a millones de colombianos a buscar horizontes fuera de sus fronteras.

Un flujo constante que sostiene la economía

Las cifras confirman la relevancia de las remesas. Según el Banco de la República, en las últimas dos décadas estos recursos han representado, en promedio, el 2 % del producto interno bruto (PIB). En algunos periodos, incluso han igualado o superado los ingresos generados por exportaciones tradicionales como el café o las flores, lo que las posiciona como una de las principales fuentes de divisas del país.

La mayor parte de estos recursos proviene de Estados Unidos, seguido por España, Chile y Ecuador, países donde miles de colombianos trabajan en distintos sectores para garantizar el envío regular de dinero a sus familias.

La evolución de las remesas entre 2002 y 2024 muestra un crecimiento sostenido, con distintas etapas. Entre 2002 y 2008 se registró un aumento constante que llevó estos flujos a acercarse a los 5.000 millones de dólares. Posteriormente, la crisis financiera global de 2008-2009 provocó una leve desaceleración e incluso una pequeña caída, evidenciando que, aunque resilientes, las remesas no son completamente inmunes a los choques económicos internacionales.