Nos parece inconcebible que luego de la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Farc y los propósitos de la Paz Total del presidente de la República, Gustavo Petro, todavía en nuestro Departamento de Nariño, afrontemos el terrible flagelo de las minas antipersonal.
Pero es así. Esta terrible arma no convencional sigue causando destrucción y muerte en esta zona sur del país, como acaba de suceder con un integrante de la guardia del Resguardo Indígena El Gran Sábalo, quien perdió la vida al caer en un campo minado.
Por ello, respaldamos plenamente el clamor de la Unidad Indígena del Pueblo Awá –Unipa- en el cual se pide el acompañamiento de las organizaciones de los Derechos Humanos, tanto de carácter nacional como internacional, para que empiece a mitigar la violencia sistemática que, desde hace mucho tiempo, martiriza a las comunidades indígenas de nuestro Departamento de Nariño, en especial las de la costa Pacífica, violencia que, entre otras cosas, se refleja con la siembra de minas antipersonal como la que le acaba de provocar la muerte al guardia indígena, del resguardo Awá de Tumaco.
Se trata de un clamor que se ha hecho extensivo, al Alto Comisionado para la Paz, al igual que al consejero presidencial para los Derechos Humanos, así como a la Unidad para la Implementación del Acuerdo Final de Paz y a la Dirección para la Acción Integral |contra minas antipersonal, en el que se le pide al Gobierno Nacional para que actúe de manera rápida en los procesos concernientes, al desminado humanitario civil en los territorios Awá y también se proceda a jornadas de prevención e información sobre los riesgos mortales que representan estas minas, que tanto daño han provocado en el marco de décadas de conflicto armado en el país.
«Nos parece inconcebible que luego de la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Farc y los propósitos de la Paz Total del presidente de la República, Gustavo Petro, todavía en nuestro Departamento de Nariño, afrontemos el terrible flagelo de las minas antipersonal».
Apenas hace unas pocas horas, las minas antipersonales le causaron la muerte a un guardia indígena, un joven solo 30 años de edad, lo que se constituye en un sangriento atentado más los que de forma reiterativa enlutan las comunidades indígenas del Departamento de Nariño, situaciones que según lo que manifiestan las comunidades Awá, a pesar de ser denunciadas de manera constante, han sido tomadas con indiferencia por los diversos gobiernos.
Es de esperar que este trágico hecho que le costó la vida a un guardia indígena de la comunidad Awá en Tumaco, sea el punto de partida para que, de nuevo por intermedio del Gobierno Nacional, nuevamente se pongan en marcha las acciones de desminado.
En este orden de ideas, consideramos que estas acciones tienen que ser inmediatas, ante la horrible disyuntiva a la que está abocado en estos instantes las comunidades Awá y Katsa que son las de perecer por física hambre al no poder moverse con libertad o salir en busca de alimentación y correr el riesgo de morir a consecuencia de la explosión de una de esas minas.
Ante lo que viene ocurriendo nos referimos a una auténtica crisis humanitaria que merece la mayor atención, máxime que no se trata de una problemática nueva, sino de muchos años atrás. De allí, que la intervención de organismos como la Procuraduría General de la Nación y la Defensoría Nacional del Pueblo debe ser fundamental para que se atienda ese angustioso llamado de nuestros hermanos indígenas, quienes en estos instantes se encuentran amenazados por el exterminio, debido a los actores armados que hacen presencia en su territorio.