En Pasto, donde cada vez más hogares consideran a sus mascotas como parte esencial de la familia, ha surgido una necesidad silenciosa pero profunda: brindarles un adiós digno cuando su ciclo de vida se cierra. La relación afectiva entre humanos y animales ha cambiado. Ya no son solo “perros” o “gatos”; son compañeros, confidentes, consuelo. Este cambio ha impulsado el crecimiento de servicios exequiales para mascotas en la ciudad.
De acuerdo con cifras de veterinarias y comercios especializados, más del 65 % de los hogares pastusos cuenta con al menos una mascota, y la demanda de servicios personalizados para su cuidado —incluyendo despedidas— ha crecido notoriamente en la última década.
Empresas como Protegemos han entendido que la pérdida de una mascota no es un hecho menor. Con procesos respetuosos como la cremación individual, entrega de cenizas y acompañamiento emocional, ayudan a las familias a transitar el duelo con amor y memoria.
Este tipo de servicios no son un lujo. Son una forma de honrar la vida compartida, de cerrar un vínculo con ternura, y de reconocer que, al igual que nosotros, ellos merecen partir con dignidad