Por: Jorge Enrique Tello Chávez
“El milagro de Dios en el abismo”, así lo bautizó el literato payanés José Domingo Rojas, al Santuario de Las Lajas, construido en el cañón del río Guáitara, en ese bello corregimiento a siete kilómetros de Ipiales. Lugar de gran recogimiento católico, que recibe a centenares de peregrinos del mundo, quienes llegan a pagar sus promesas por los favores recibidos, testificadas por miles de placas, incrustadas al lado de la escalinata principal.
La imagen se le apareció a María Mueses de Quiñones, quien regresaba desde Ipiales a su natal Potosí, llevando en sus espaldas a su hija, Rosa, sorda y muda. Al resguardarse de la lluvia en una pequeña cueva, escuchó hablar a su hija, que le decía: “Mamita, vea esa mestiza que se ha despeñado con un mesticito en los brazos y dos mestizos a los lados». (Tomado del Libro del Padre Justino Mejía). Testimonios reconocidos como un prodigio divino por las autoridades eclesiásticas, el 15 de septiembre de 1754. Empezando a construir una pequeña capilla con madera y paja.
En 1795 se empieza a utilizar piedra laja, de las canteras aledañas. El arquitecto ecuatoriano, Mariano Aulestia inicia el ensanchamiento del templo. En la cuarta etapa se construye la plazoleta y el puente de dos arcos, utilizando cal y canto. En enero de 1916, se inicia la construcción del actual Santuario, con el ingeniero ecuatoriano J. Gualberto Pérez, el pastuso Lucindo Espinosa y el arquitecto italiano, Abraham Giacometti, terminándolo en agosto de 1949.
Sus fiestas patronales son en septiembre, con el quincenario, el día quince son las vísperas y el 16 la fiesta solemne, con gran afluencia de peregrinos venidos de Colombia, del Ecuador y del mundo entero, realizando su visita a su excelsa patrona, para rendirle el homenaje de veneración.
Hace unos años unos científicos alemanes realizaron el estudio de la imagen, la cual no contiene partículas de pinturas artificiales; al perforar la piedra descubrieron que sus pigmentos tienen varios centímetros de grosor. Concluyendo que es un prodigio divino y no es una obra de manos humanas.
El ciego Manuel de Rivera recorrió varios lugares de Colombia y Ecuador, recolectando limosnas para la construcción de la Iglesia, autorización conferida por el párroco fray Luis Herrera en 1760. Su estatua original fue derrumbada a las profundidades del Guáitara por una fuerte avalancha de lodo y piedras.
En el 2015 la Corporación Las Lajas, la Diócesis de Ipiales, la Gobernación de Nariño, la Parroquia de Las Lajas y la Sociedad Colombiana de Arquitectos, Capítulo de Ipiales, inauguraron el teleférico, el cual desciende por el cañón del Guáitara, desde su estación principal hasta cerca del santuario, con un recorrido de quince a veinte minutos. Facilitando el flujo de peregrinos que llegan a visitar a la Virgen.
Las Lajas fue declarado por el diario británico «The Telegraph», como el templo más hermoso del mundo, superando a 23 Iglesias universales, entre ellas la Basílica de la Sagrada Familia en Barcelona, España y la Catedral de Notre Dame en París, Francia.
Celebremos el Día del Amor y la Amistad con nuestra visita al Santuario de Nuestra Señora del Rosario de las Lajas.

