Guillermo Alfredo Narváez Ramírez

Las desigualdades en Colombia

Las desigualdades en nuestro país son profundas; y a pesar de esto, poco hablamos sobre ellas, pues al igual que otras realidades insólitas, se han convertido en parte de nuestro paisaje. Los desafíos de la pandemia y el estallido social de los últimos meses nos han dejado en claro que estas desigualdades que nos parecían tan naturales no son naturales, ni son sostenibles. Estamos en un momento ideal para cuestionar las realidades aprendidas, y para atrevernos a plantear otras.

La prensa nacional, en este caso, El Espectador ha ideado un proyecto colectivo a parir de reflexionar sobre lo escrito arriba. Lo primero, dicen es reconocer que, para hablar de desigualdad, lo correcto es referirnos a las desigualdades, las cuales tienen muchas formas, y se refuerzan unas a otras,

Empezaron identificando 30 razones por las cuales se debe discutir, hablar y escribir sobre esas y otras desigualdades, empezando, por ahora con ellas.

Realizando una síntesis de lo planteado por el proyecto, citamos lo básico.

 

«Dar primeros pasos en ese camino, es reconocer, sin temor que existen desigualdades. Pero a la vez, se debe comprender que las desigualdades no son inquebrantables».

 

El punto de partida es tener en cuenta que nuestro país es uno los de peor distribución de propiedad y riqueza en el mundo. Esta es la primera razón generadora de desigualdades.

Otra razón de desigualdades en nuestra nación es admitir que no habrá paz en el territorio, si no reducimos las desigualdades. Estas originaron el conflicto y ese nuestro conflicto nos ha impedido reducir las desigualdades.

Nuestro sistema de educación reproduce las desigualdades en lugar de contrarrestarlas, al existir educación pública y privada. Porque esa educación deja ver dos mundos desiguales y desarticulados, que, para colmo, no está educando ni para cuestionar ni para generar cambios.

Y mencionemos otras importantes razones más, dentro de las 30 del estudio, que nos escenifica el escenario del mar desigualdades en Colombia.

Ese concreto análisis explicita que tener un trabajo digno, estable y bien pago es un privilegio de pocos.

Así mismo, ser mujer aún implica en primer lugar, tener trabajo digno, estable y justamente remunerado, es un privilegio de pocas, pero teniendo que asumir cargas de cuidado invisibles y desiguales. Ser mujer implica ser vulneradas, ganar menos y ser menos escuchadas.

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Es necesario enfatizar que las desigualdades políticas preservan las demás desigualdades. Clanes políticos y una política tradicional cerrada legisla y gobierna reproduciendo privilegios para pocos y excluyendo de oportunidades a muchos.

De todas las desigualdades la del acceso la propiedad de la tierra es la más problemática. Genera el despojo, el conflicto y la pobreza que nos impide transformar el campo.

El otro polo negativo es el sentir que el acceso a la justicia sigue siendo un privilegio para unos pocos. No se escucha ni se repara a las víctimas, menos a las mujeres víctimas. No se han roto las barreras que permiten que el sistema de justicia reprodúzcalas desigualdades.

Completamos este esquema sintético de desigualdades, con una que muchas veces se deja de lado, siendo también generadora de desigualdades. Es la diferencia de vivir en Pasto, Ipiales o vivir en Bogotá determina nuestras oportunidades y calidad de vida. Las desigualdades territoriales se vuelven desigualdades entre personas.

Por lo tanto, el camino para construir no se presenta latente; se comprueba que lograr un nuevo país no es tarea fácil y aún estamos lejos de lograrlo. No obstante, uno des primeros pasos en ese camino, es reconocer, sin temor que existen desigualdades, muchas, variadas y muy profundas. Pero a la vez, se debe comprender que las desigualdades no son inquebrantables.    

Por: Guillermo Alfredo Narváez Ramírez