Los chinos que antes lo inventaban todo y ahora lo copian todo, también fueron los creadores de las cometas, esos coloridos juguetes hechos de varas de madera y papelillo, que dichosos (as) los niños y niñas de antes, echábamos a volar en este mes de agosto.
Dicho “echábamos”, porque ya pasamos la primera quincena de agosto y no he visto la primera cometa en los cielos de Pasto, lo que me produce tristeza, puesto que me la impresión que se está perdiendo una hermosa tradición.
Dado que toda mi infancia la pasé en Cali, mi ciudad natal, me consideró un experto elevador de cometas, lo que hacía en los “mangones”, hermoso nombre para las zonas verdes de la ciudad, que en mis tiempos de niñez eran numerosos, pero que después adquirió un significado de horror, cuando a un asesino en serie, (mucho antes de Luis Alfredo Garavito) le dio por matar uno o dos niños por día, cuyos cadáveres eran hallados en esos terrenos baldíos, por lo que el criminal que nunca fue identificado fue bautizado como “El monstruo de los mangones”.
Pero no divaguemos y sigamos con las cometas. Resulta que en un principio hace “poquito tiempo”, solo hace 1.200 años antes de Cristo, las cometas se utilizaban como instrumentos de guerra, puesto que de acuerdo con sus movimientos y sus colores, se enviaban a la distancia y desde el aire mensajes a los ejércitos en contienda, pero ya en el siglo XII los niños ya jugaban con cometas, aprovechando las temporadas de vientos, como lo hacemos nosotros en agosto.
También es de resaltar que a través del tiempo las cometas han servido para grandes descubrimientos científicos como lo hizo el político e inventor norteamericano, Benjamín Franklin.
En efecto, el joven Benjamín, a riesgo de quedar como un pollo asado, utilizó una cometa para investigar los rayos y de esta manera inventó el pararrayos y hasta hace poco se usaban las cometas como equipos de medición atmosférica.
Lamentablemente hoy en día los niños y jóvenes de Pasto, Nariño, Colombia y el mundo entero, están muy insumidos en los avances tecnológicos que representan el celular y el internet y como está pasando con otros juegos infantiles de antaño ya no les paran bolas a las cometas.
Es una lástima y ojalá se pudiera hacer algo para rescatar la tradición de las cometas, que tantos momentos maravillosos y mágicos, me hizo disfrutar durante la niñez y ojalá se cumpla mi deseo de volverlas a ver en los cielos de Pasto.
Por: Jorge Hernando Carvajal Pérez.

