Mauricio Muñoz.

La violencia mató al fútbol

Por Mauricio Fernando Muñoz Mazuera.

En los últimos días tanto a nivel nacional como a nivel internacional se han vivido momentos difíciles en algunos estudios de fútbol en donde la violencia ha sido la invitada de honor en el rectángulo de juego. Esta es una triste realidad que se ha tomado todo el continente, escuchar que las barras se enfrentan antes, durante y después de un partido se ha venido normalizando a pesar de las diferentes campañas y acciones con las que se busca erradicar esta triste situación.

En Argentina es un tema normal escuchar noticias sobre hinchas que mueren dentro de los estadios o que se ven involucrados en trifulcas con heridos, es más, los medios de este país dedican noticieros completos a esta situación, casi rayando en una “apología” al delito. Este triste fenómeno poco a poco se ha venido tomando a Suramérica y en las últimas décadas ha encontrado su asidero entre algunas barras de los equipos del rentado colombiano.

En el mes anterior se registró un invasión por parte de hinchas del Deportivo Cali en el estadio Doce de Octubre de Tuluá durante el encuentro entre Cortuluá y Cali, los hinchas justificaron esta actitud expresando que es una reacción a los malos resultados que el equipo azucarero ha venido acumulando, es de mencionar que en la mayor parte de partidos hay presencia de uniformados para controlar esta situación, sin embargo son sobrepasados por los miembros de las barras, saliéndose todo de control.

Hemos tenido episodios en donde hinchas han increpado a los jugadores de futbol dentro y fuera de la cacha reclamando mayor compromiso con el equipo, o también jugadores que desde su posición en el campo, se enfrentan con las barras, convirtiendo los estadios, en donde debería bullir la deportividad y la alegría, en verdaderas bombas de tiempo a punto de llenar las graderías con sangre y violencia.

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Al revisar estas líneas se podría decir que son conceptos exagerados, pero señores lectores, hace siglos los estadios dejaron de ser un lugar para la familia, sin importar el rival con el que se enfrente nuestro equipo, tenemos que llegar al lugar del encuentro con la mayor cautela posible, porque algunos “hinchas” se dedican a amedrentar a los asistentes al encuentro deportivo, y más si son del equipo contrario. El consumo de alucinógenos esta al orden del día en las graderías a tal punto que algunos asistentes no van a disfrutar del partido, sino a “recrearse” dando rienda suelta al consumo de estas sustancias sin importar que en el mismo lugar se encuentran niños pequeños o personas con alguna dificultad en su salud.

No olvidemos igualmente que en la entrada al estadio, miembros de la seguridad del estadio o incluso de la misma policía nacional realizan la requisa de rigor, sin embargo cuchillos, navajas, punzones, destornilladores o bisturíes son ingresados por algunos hinchas, todo esto preparándose para posibles enfrentamientos con alguna barra visitante o incluso entre las hinchadas del mismo equipo.

Por esta razón, ir a un estadio ya no es un plan familiar sino tristemente una cita con la inseguridad, la intolerancia y la violencia.