Mientras que algunas autoridades, no muy centradas en la realidad, insisten en que Nariño es un territorio de paz, -lo que todos quisiéramos-, la dolorosa y triste verdad es que nuestro Departamento, está sumido en la más espantosa violencia, con la ocurrencia de hechos aterradores y aberrantes, como el asesinato en las últimas horas de un líder indígena y sus dos escoltas.
Encontramos en este triple homicidio, unas características horrorosas, similares a la tristemente época de la violencia en Colombia, donde se perpetraban toda clase de oprobios sin cuento, puesto que el hecho de balear a tres personas y acto seguido, prenderle fuego al vehículo en que se movilizaban, se constituye en un acto demencial, que muestra la crueldad y la maldad en toda su extensión.
No menos podemos pensar de la terrible muerte que tuvo el líder indígena, Aurelio Araujo Hernández y sus dos escoltas, Jesús Albeiro Chávez Quejuan y Yackson Orlando Solarte Chunata, quienes cuando se transportaban en una camioneta fueron atacados a tiros por hombres que luego incendiaron el automotor, calcinando los cuerpos de sus víctimas.
Tenemos entonces, un hecho de extrema violencia, que hoy conmociona a Colombia, donde los líderes indígenas y sociales, se encuentran en la mira de los gestores de la violencia, como es el caso de Araujo Hernández, quien era el coordinador general del Cabildo Mayor Awá de Ricaurte (Camawari).
¿Qué nos muestra un hecho tan horroroso? Ante todo, que lamentablemente en nuestro departamento de Nariño, no hay nada de la paz que tanto se ha promocionado.
Además, tenemos que este nuevo asesinato en contra de un líder indígena, muestra el poco caso que se le hace a las permanentes denuncias de las comunidades Awá, referentes al abandono estatal y las continuas amenazas y presencia de los grupos armados ilegales, intimidaciones que generalmente van enfocadas a quienes desempeñan cargo de representación y liderazgo, como fue precisamente este caso.
Tenemos además que el escenario de este escabrosos asesinato es de muy difícil acceso, lo que en otras palabras quiere decir que existe poca o nula presencia institucional, lo que le ha abierto las puertas a las acciones violentas de grupos armados ilegales, los que aprovechan lo que es un corredor estratégico para el narcotráfico, siendo esta la razón principal para la vulnerabilidad de los líderes indígenas y sociales.
En ese sentido, sabemos que muchas veces los representantes indígenas le han prácticamente implorado al Gobierno Nacional, la puesta en marcha de medidas de protección colectiva, el fortalecimiento de la guardia indígena y la garantía del ejercicio de la autonomía sin amenazas ni persecuciones.
Pero, con el trágico hecho que se acaba de producir, es evidente que esas solicitudes, no han contado con la menor atención, lo que nos hace pensar en que las comunidades indígenas se encuentran prácticamente desprotegidas.
Esperamos entonces, que este espantoso triple homicidio, que hoy nos conmociona, haga mover la sensibilidad de todos nosotros y propugnemos para que los gobiernos nacional y departamental, le pongan el acento a las comunidades indígenas.
Son buenas las voces de rechazo que se han escuchado de diferentes partes del departamento, del país e inclusive a nivel internacional, luego de lo sucedido, pero más efectivo nos parece a nosotros la intervención efectiva de las autoridades, en lo que respecta a la protección de los indígenas. De no ser así y, como están las cosas, estaremos abocados a más muerte y más violencia.