La muerte del coronel Óscar Dávila, que inicialmente ha sido calificada como un suicidio y quien presuntamente estuvo involucrado en el escándalo de las interceptaciones telefónicas a la exjefa de gabinete del presidente Gustavo Petro, Laura Sarabia y a la exniñera de su hijo, Marelbys Meza, saltó ayer de nuevo al epicentro de la atención pública, al revelarse en las últimas horas que un testigo habló con el coronel días antes de su muerte, persona que ahora hizo fuertes declaraciones que implican al presidente de la República, Gustavo Petro.
El mencionado testigo cuya identidad no fue revelada, le dijo a la revista Semana, que el dinero que fue robado de la residencia de Sanabria, era de propiedad del presidente de la República, Gustavo Petro, quien le había solicitado a su exjefa de gabinete, guardarlo en su vivienda.
“La plata era de Petro, eran cinco maletas y 3 mil millones de pesos”, afirmó el testigo.

Al respecto se indicó que, tras la pérdida de esta elevada cantidad de dinero, la exjefa de Gabinete habría intentado recuperarlo a toda costa, antes de tener que decirle al mandatario nacional, que el encargo que él le había solicitado cuidar había sido hurtado.
“Dávila me dijo que Petro mandó a Laura a guardarle la plata en el apartamento. Ese dinero se perdió, entonces necesitaban que apareciera antes de tener que informarle al presidente que se había perdido”, dijo el informante.
Es de señalar ayer, que tanto el presidente de la República, como Laura Sanabria, desmintieron de manera tajante lo manifestado por el testigo.
Operaciones ilegales
En medio de los intentos por dar con los 3.000 millones de pesos, se habría desatado una serie de operaciones ilegales en las que, según indicó el testigo, habría tenido incidencia el coronel Óscar Dávila, quien no habría actuado solo.
“A él (Dávila) lo contacta el coronel Feria porque, cuando se sabe lo del monto del dinero, Laura (Sarabia) llama a Feria, y Feria contacta a Óscar (Dávila) y él empieza a hacer todas las actividades. Lo primero que hacen es empezar a hacer las pruebas de poligrafía, pero no se lo hacen a la empleada, sino a la teniente”, manifestó el testigo, haciendo referencia a la teniente Laura Luna, que también habría sido sometida a pruebas de polígrafo.

Luego de que a la teniente le hubieran hecho las pruebas sin mostrar problema ni complicidad alguna, la primera sospechosa sobre el robo habría pasado a ser Marelbys Meza, la exniñera del hijo de Sarabia, que habría entregado 268 millones de pesos a través de su esposo, Andrés Parra, luego de que él fuera sometido a crueles tratos para que les devolvieran el dinero.
“Ahí ya dicen que la empleada es la culpable, lo que él (Dávila) nos dice es que de eso se recuperaron 268 millones de pesos. Y los entrega el esposo o la pareja permanente o el compañero de la empleada del servicio. A él lo cogen en el ámbito de la Policía, dice que lo levantan, lo aprietan, todo eso, y él entrega ese dinero”.
El testigo indicó que una vez recuperados los 268 millones de pesos, el coronel Dávila habría sido el encargado de devolverle el dinero a Sarabia cuando le entregó una maleta en sus manos con todo lo que se rescató de la pareja de Marelbys Meza.
“El coronel Feria sabía todo y, por obvias razones, Laura Sarabia, porque los 268 millones de pesos se los entregó (Dávila) personalmente a ella”, reveló el testigo.
Primeras inquietudes
Tras esto, el informante aseguró que el coronel Dávila ya se estaba empezando a preocupar, teniendo en cuenta además, que el uniformado le habría comentado que todo estaba quedando documentado en las cámaras de seguridad donde se veía cómo ingresaban y salían las maletas en donde se guardaba el dinero.
“La angustia que él tenía era que ya se estaba empezando a saber cositas y todo iba a empezar a desencadenarse directamente sobre él. Finalmente, el que realizó la mayoría de las cosas fue él, pero a él no lo contactaron directamente, lo contacta el coronel Feria”, indicó el testigo.
Días después se desencadenó el escándalo de las “chuzadas” cuando se interceptaron ilegalmente los teléfonos de Marelbys Meza y Fabiola Perea, otra de las trabajadoras domésticas que estaba empleada en la residencia de Laura Sarabia. Ambas fueron sindicadas de pertenecer al Clan del Golfo una vez se conoció la noticia.
El testigo indicó que el coronel Dávila habría decidido hacer una copia espejo del celular de Meza y le habría solicitado al mayor John Jairo López Tolosa, perteneciente al grupo de Comisiones Investigativas contra el Crimen Organizado de la Dijín, interceptar los números de ambas (Marelbys Meza y Fabiola Perea).
Una vez se conoció el escándalo, Dávila le habría comentado al testigo que le tuvo que dar 20 millones de pesos al mayor López Tolosa, de tal manera que se defendiera en caso de que fuera a ser acusado por ser el directo responsable de las interceptaciones: “Dávila tuvo que darle plata para el abogado. Según me dijo, fueron 20 millones de pesos”.
El testigo señaló que el mayor López Tolosa no habría tenido conocimiento total del objetivo con el que se realizaban las interceptaciones. De hecho, él las habría ejecutado con el pretexto de que le había expresado al coronel que era que las personas a las que estaban interviniendo eran integrantes del Clan del Golfo muy cercanas al Gobierno nacional.
“Lo contactan para que intercepte los números, pero en ese sentido sí hay que ser muy claro que no le dicen por qué. Le dicen el para qué, es decir, para escuchar unas líneas y mirar un tema de dinero específicamente, y le dicen que es de crimen organizado, de gente del Clan del Golfo. A él no le dicen exactamente qué es lo que estaba pasando porque no querían que mucha gente supiera lo que estaba ocurriendo”, aseguró la fuente aSemana.
Molesto tras estallar el escándalo, el mayor López Tolosa le habría reclamado al coronel Dávila por lo que había hecho preguntándole por qué lo había metido en ese problema que podría acarrearle graves penas legales, indicó el testigo.
Este no habría sido el único inconveniente que habría tenido que afrontar el coronel una vez estalló el escándalo. Tras conocerse el anuncio de la Fiscalía General de la Nación con respecto a las “chuzadas”, el testigo indicó que Dávila habría empezado a angustiarse, temiendo que fuera a ser nombrado en alguna indagatoria que se realizara al respecto.
“A él ya lo empiezan a presionar en que hay que mantenerse. Él tenía la presión de todo lo que había hecho. El temor era a que las personas que sabían en algún momento lo nombraran, por ejemplo, un patrullero, un intendente o cualquiera de los que está declarando. Todo iba a llegar a él y, desde arriba, ya lo estaban dejando completamente solo”, señaló el testigo.

