Jonathan Alexander Espana Eraso

La opinión: la diaria representación

Por: Jonathan Alexander España Eraso

El periodismo no lo es sino en la medida en que se hace en la diferencia, de igual manera la literatura no se funda en la edificación de un estilo sino en lo que la hace distinta de otros y la manera en cómo los trasciende, trascendiéndose a sí misma: los vuelve materia alquímica, siempre modificándose y transfigurándose.

Desde que empecé a escribir columnas de opinión me propuse fusionar el periodismo y la literatura con el fin de que el lenguaje, desde sus posibilidades de crear en lo diverso, pierda su centro de seguridad y se expanda como la diáspora de un vagabundo. Enfrentar la multiplicidad de la palabra contra la centralidad de la misma ha sido mi artesanía adquirida. No es, sino que en el «Grafográfo», columna que se difunde desde 2020 en las páginas dominicales de Diario del Sur, que la escritura se ha hecho cuerpo, un palimpsesto de sentidos en el que cabe el mundo como pregunta.

Es con la realidad o con la verdad con lo que el periodismo se enfrenta y dirigiéndose a ellas, finalmente las implica. En esa dirección, la columna de opinión, ciertamente, es un mecanismo escritural y una conciencia de relaciones. Pero la verdad de esta forma periodística —eso lo he aprendido estos años—, reside en su propia escritura, pues en ella al perfilarse una realidad hay una conciencia que debate con la trama, o la doble vida, de la verdad.         

«Agradecerles a la familia del DIARIO DEL SUR por sus 40 años de fundación y circulación. Gracias a ustedes y a nuestros lectores, el sur es experiencia e historia en la historia de Nariño».

El columnista habla de la opinión a partir de la opinión en sí. Ésta es lenguaje, no mero callarse. La opinión está al comienzo y al final de la escritura. En ella nos nombramos, debatimos y homenajeamos la vida. Y, al igual que el silencio, la opinión es la pauta, lo originario, la diaria representación. 

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No debo olvidar que el columnista se desplaza con el paso de las estaciones, hilando zonas y lugares en su trasegar investigativo. No detiene al tiempo, se mueve con él, adopta su ritmo. Así, una columna de opinión es fijeza y fluidez, continuación y presencia instantánea: encarna la vida en un espacio reflexivo. Espacio reflexivo, subrayo, ya que no se trata sólo de la reproducción de un espacio realista, también cabe la ficción del argumento en la opinión para pensar otro tipo de realidades.

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Lo que he tejido hasta aquí se podría pensar como mi poética sobre las columnas de opinión y lo que he aprendido acerca del periodismo. Y lo anterior se lo debo a DIARIO DEL SUR, en cabeza de su director Hernando Suarez Burgos, y a Claudia Zambrano, editora general, quienes han confiado en mí para que mis columnas, domingo a domingo, se difundan en las versiones impresa y digital del periódico. Valga la oportunidad para agradecerles a ellos y a la familia del DIARIO DEL SUR por sus 40 años de fundación y circulación. Gracias a ustedes y a nuestros lectores, el sur es experiencia e historia en la historia de Nariño.