EDITORIAL

LA INTOLERANCIA, UN NUEVO FLAGELO

El lamentable asesinato del que fue víctima un agente de tránsito quien prestaba sus servicios en Pasto, nos muestra una vez más que la intolerancia sigue haciendo carrera en nuestro medio, con resultados tan negativos como este hecho que le costó la vida a una persona, al ser atacada a bala.

En efecto, la muerte en las últimas horas del agente Edgar Rolando Bastidas de 43 años, se constituye en un hecho que nos duele y nos conmueve, por las circunstancias absurdas en las que se produjo este hecho de sangre, puesto que la víctima fue atacada en el corregimiento de Cabrera, sin que mediara algún motivo para que el responsable del homicidio desenfundara un revólver y lo hiriera de manera mortal.

Por lo tanto, tenemos que atribuirle a la intolerancia, este nuevo y peligroso flagelo que hoy nos azota, este tristísimo episodio que enluta a una familia y a una entidad como la Secretaría de Movilidad y Tránsito de la capital nariñense en una situación que nunca debió presentarse, puesto que ni siquiera el agente Bastidas se encontraba realizando ningún operativo en el instante en que se produjo la letal agresión.

Por lo tanto, hoy nuestro perentorio llamado es que, para hacerle frente a la intolerancia, la cual creemos es una de las herencias negativas que nos dejó la pandemia de Covid-19, debemos unirnos y rechazar a los violentos. Todos sabemos que la cantidad de grandes perjuicios de todo tipo que nos dejó este virus fue incalculable, especialmente en lo que tiene que ver con el aspecto económico, lo que hizo que millones de familias, en Pasto, Nariño y en toda Colombia, afrontaran una situación sin precedentes en la historia del país, toda clase de necesidades a consecuencia de la parálisis que afectó a la mayoría de las actividades laborales.

 

«El lamentable asesinato del que fue víctima un agente de tránsito quien prestaba sus servicios en Pasto, nos muestra una vez más que la intolerancia sigue haciendo carrera en nuestro medio, con resultados tan negativos como este hecho que le costó la vida a una persona al ser atacada a bala».

 

Consideramos que esa serie de dificultades que se debieron afrontar nos han dejado como secuela esa intolerancia que hoy se siente y se palpa en nuestra ciudad y que, además, provoca hechos tan terribles como el que dejó sin vida a un servidor público.

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La triste realidad es que aparte del suceso reseñado, todos los días vemos en Pasto, como este nuevo flagelo se manifiesta de diversas maneras, dando lugar a discusiones, peleas y riñas.

Esa intolerancia la vemos en las vías, donde los conductores de toda clase de vehículos, carros particulares, taxis, buses, motocicletas y bicicletas, se insultan entre sí a la menor infracción y se convierten en protagonistas de bochornosos espectáculos, los que en un momento dado pueden degenerar en una tragedia como la que se acaba de registrar en el corregimiento de Cabrera.

Inclusive, como lo anotaba una lectora de DIARIO DEL SUR, esa intolerancia aflora en las calles de la ciudad, entre los peatones, como ocurrió hace algunos días, cuando en medio de un aguacero dos señores chocaron sus paraguas, lo que originó un fuerte intercambio de palabras, el cual estuvo a punto de pasar a mayores, puesto que al parecer una de estas personas portaba un arma de fuego.

Nos preocupa sobremanera ese “mal genio” e intolerancia que nos invade y que, como lo acabamos de ver, ya originó la pérdida de una vida humana. De ahí nuestro llamado para que aprendamos a ser más tolerantes y pacientes con los demás y no nos dejemos llevar de la ira, que siempre ha sido una pésima consejera.

Superada la terrible crisis que nos causó la pandemia de Covid-19, vivimos ahora tiempos más optimistas de reactivación y bienestar, en los que no debe haber espacio para la intolerancia.