Luis Eduardo Solarte Pastás

La hora del protagonismo juvenil

En estos tiempos, la juventud mira con espanto como la falta de oportunidades, la pobreza, el marginamiento, el olvido, la violencia en sus distintas manifestaciones y un sinnúmero de factores de diversa índole retumban en su mente, despertando un sentimiento de inconformismo y un deseo de libertad de todo aquello que presiona su existencia.

Los jóvenes quieren llegar a ser importantes, no sólo para ellos mismos, sino también para todas aquellas personas que conviven a su lado. Y piensan, muchas veces, que no debe importar el camino que se tenga que seguir porque lo que interesa es la forma en que deben enfrentar la diversidad de obstáculos que están latentes en su presente para de alguna manera poder sobrepasarlos y tener un futuro promisorio.

Muchos jóvenes piensan y creen que para lograr su libertad se necesita ser auténticos, construir una vida sobre hechos reales, desafiando toda clase de peligros; sin embargo, no deben olvidar que “no basta querer ser auténticos, hay que serlo para poderla conquistar”.

Tengan en cuenta que ser libre no es aquel que hace lo que le da la gana, sino el que se libera y libera todas las potencialidades de su ser y para esto hay que liberarse de la ignorancia y la mentira; liberarse del confort que enflaquece la voluntad y dificulta el sincero y responsable enfrentamiento con la vida.

Hoy la vida es una aventura, en devenir, los movimientos pueden ser diversos y las causas que motivan el inconformismo diferente; pero los jóvenes en la actualidad tienen una cosa en común: el sentimiento de soledad al no encontrar ni en la familia, ni en el sector educativo, ni en la sociedad aquello que buscan, es decir, un poco de amor y comprensión de sus valores para que les permita ser.

Y ese anhelo de llegar a ser y conquistar las cumbres tiene resonancia cuando la libertad y el inconformismo es el ansia por descubrir cosas nuevas, es la vivencia y la adaptación al mundo contemporáneo, aunque algunos digan que la juventud de hoy es sólo un producto del mercado social, en donde se encuentran personas con innumerables vicios.

Tengamos siempre presente que la juventud es determinante para el progreso de los pueblos, representa la evolución, consustancial a la naturaleza. “Y esta autopercepción le otorga al joven libertario la responsabilidad de ser el conductor del progreso, el arquitecto y guía de la nueva sociedad, tarea que no se presenta nada sencilla; y de ello son conscientes los jóvenes, que se exigen con dedicación al estudio y al trabajo, preparación intelectual y, sobre todo, liberación personal”, como dice el escritor español Juan Manuel Fernández Soria.

Así que la juventud en las elecciones de este año tanto para el Congreso como la Presidencia es uno de los espacios propicios que tiene a mano a fin de dar un paso al frente y dejar la apatía electoral con el objeto de elegir a personas que verdaderamente contribuyan a fortalecer la democracia del país, en donde los jóvenes sean sus protagonistas y logren encontrar la reivindicación de los derechos que muchas veces les ha sido negados.

Por: Luis Eduardo Solarte Pastás