La escasez de agua en Santa Marta continúa siendo uno de los problemas estructurales más graves y persistentes de la ciudad. A pesar de su ubicación privilegiada entre el mar Caribe y la Sierra Nevada, una de las regiones con mayor riqueza hídrica del país, miles de habitantes enfrentan cortes frecuentes y un servicio irregular que afecta su calidad de vida. Esta paradoja ha marcado durante décadas el desarrollo social y urbano de la capital del Magdalena.
El crecimiento poblacional acelerado ha sido uno de los factores que más ha presionado el sistema de abastecimiento. La expansión urbana, en muchos casos desordenada, ha superado la capacidad de la infraestructura existente. Barrios periféricos y sectores populares son los más afectados, llegando a pasar varios días sin suministro continuo y dependiendo del agua transportada en carrotanques, una solución costosa y desigual que profundiza las brechas sociales.
A esta situación se suma el deterioro de la infraestructura del acueducto. Tuberías antiguas, fugas constantes y una limitada capacidad de almacenamiento provocan grandes pérdidas de agua potable antes de llegar a los hogares. Durante las temporadas de sequía, intensificadas por el cambio climático, los ríos que abastecen a la ciudad reducen considerablemente su caudal, agravando aún más el problema y obligando a racionamientos prolongados.
El impacto de la escasez de agua se extiende a sectores clave como la salud, la educación y el turismo. Instituciones educativas y centros médicos han reportado dificultades para mantener condiciones básicas de higiene, mientras que el sector turístico, uno de los principales motores económicos de Santa Marta, se ve afectado por la falta de un suministro confiable. Esta situación genera preocupación entre empresarios y visitantes, quienes demandan soluciones estructurales y sostenibles.
Las autoridades locales han anunciado proyectos para mejorar el abastecimiento, como la construcción y ampliación de plantas de tratamiento, la optimización del acueducto y la búsqueda de fuentes alternativas. Sin embargo, la ciudadanía señala que los avances son lentos y que las soluciones no se reflejan de manera equitativa en todos los sectores de la ciudad. La falta de continuidad en las políticas públicas y los problemas administrativos han sido obstáculos recurrentes.
Expertos coinciden en que la solución al problema del agua en Santa Marta requiere una planificación a largo plazo que articule inversión en infraestructura, protección de las cuencas hidrográficas y una gestión eficiente del recurso. La escasez de agua no es solo un desafío técnico, sino una problemática social que exige voluntad política y participación ciudadana. Mientras no se aborde de manera integral, el acceso al agua seguirá siendo una deuda histórica para los habitantes de Santa Marta.

