Carlos Santa María

La enfermiza adicción a noticias falsas

Por: Carlos Santa María

Definitivamente la evolución humana en el campo de la inteligencia esencial entendida desde la Humanología como la potencialidad de vivir lo más pleno posible y sin cargas gratuitas parece convertirse en un ideal inalcanzable.

Y una de las razones fundamentales se encuentra en un yo negativo en el ser humano que le ordena, muchas veces sin pensarlo, en hacerse daño una y otra vez, pese a que su lógica le indique que debe cambiar por los efectos negativos que conlleva flagelarse.

«Conocerse a si mismo en sus principios y objetivos es prioritario para no finalizar el día siendo adoctrinado, amaestrado y finalmente encarcelado como el nuevo esclavo de la fantasía autodestructiva”.

Uno de los casos más comunes es la búsqueda permanente de noticias superficiales sobre la vida de las personas, artistas, jet set, amistades, entre muchas otras, con el fin de saber sus secretos, familiares, logros o derrotas, infidelidades, gordura o flacura, con el fin de opinar sobre la persona ajena que incluso ni siquiera se ocupa o sabe de quien se encarga de vigilar sus movimientos. Esto puede tener también una causa profunda y es que esas personas sin historia propia deben vivir las historias de otros…que pueden ser incluso mucho menos interesantes que las de quienes los persiguen.

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En esa dirección caen aquellos que buscan cualquier tipo de noticias en los Medios para tener algo que contar y preferiblemente que sean de impacto sensible como muertes, tragedias, enfermedades, abandonos, violaciones, chismes de la farándula o política, delitos financieros ( sin buscar nunca a los verdaderos dueños del poder), haciendo de la mentira inculcada su mochila preferida.

La inteligencia conduce a preguntarse siempre sobre la verdad de la información y su utilidad para el servicio generoso. De esos dos criterios se decide seguir una información u otra pues la búsqueda de las noticias falsas atrae tanto como la sangre para un asesino serial, lo que constituye una adicción muchas veces alcanzada en el almuerzo, café o sobremesa.

Conocerse a si mismo en sus principios y objetivos de vida es prioritario para no finalizar el día siendo adoctrinado, alienado, amaestrado y finalmente encarcelado como el nuevo esclavo de la fantasía autodestructiva.