El 5 de junio de 1972 se proclamó por la Asamblea de Naciones Unidas la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente. Y con ocasión de esta importante fecha, anualmente se elige un tema para su conmemoración.
Es así como para el año 2022 el eslogan central es «Una Sola Tierra» con la finalidad de visibilizar la emergencia que afronta nuestro planeta referido al clima, evidenciando el acelerado calentamiento global y la escasa capacidad de adaptación de las personas y la naturaleza.
Y, además, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), la campaña “Una Sola Tierra” se orienta a concienciar sobre la necesidad de fomentar la protección y restauración de nuestro planeta mediante la ejecución de diversas acciones, lo que implica la transformación de las sociedades y economías globales hacia la inclusión, justicia y respeto con la naturaleza.
Esta iniciativa, como todas las que se lleven a efecto por defender y proteger los ecosistemas, a todas luces está bien porque el tiempo se acaba y la “Pacha Mama” se encuentra en situación de emergencia.
Por ello, sostienen los investigadores ambientales, que “para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C en este siglo, debemos reducir a la mitad las emisiones anuales de gases de efecto invernadero para 2030. Dado que, si no actuamos ya, la exposición a aire contaminado aumentará en un 50% en esta década, mientras que los desechos plásticos que fluyen hacia los ecosistemas acuáticos podrían triplicarse para 2040”.
Pero estas no serán las únicas consecuencias. Le seguirán muchas más.
De allí que, siempre tengamos presente que cuidar del ambiente es cuidar la vida. Y bajo está perspectiva es importante entonces pensar y saber que el mundo no nos pertenece, nos ha sido prestado para que vivamos en él y lo utilicemos con sabiduría. Y eso es lo que debemos hacer… vivir, no destruir.
Si destruimos el ambiente estaremos perjudicando a nosotros mismos, a nuestros hijos y a nuestras futuras generaciones. Cuidar el mundo es cuidarnos y esa es una muy buena razón.
A veces cada uno tiene la idea preconcebida de que “nosotros”, los humanos, no podemos hacer nada para salvar el mundo, cuando no es así. Cada uno, aportando su granito de arena puede colaborar a cuidar los recursos naturales.
Una idea de cómo cuidar nuestro país es impulsando el concepto de desarrollo sustentable. Se puede llamar desarrollo sostenible, aquel desarrollo que es capaz de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones.
Instintivamente una actividad sostenible es aquélla que se puede conservar, por ejemplo, cortar árboles de un bosque asegurando la repoblación es una actividad sostenible. Impulsar esta idea, hoy por hoy, debe tomar una gran importancia en el lenguaje político, económico y social.
En palabras simples, el desarrollo sostenible se refiere a un prototipo de desarrollo que utilice los recursos disponibles en el presente, sin comprometer su existencia en el futuro. Es difícil ver y aceptar que los años pasan y en Colombia, todavía el desarrollo sostenible no es ni siquiera un tema de discusión.
Por: Luis Eduardo Solarte Pastás

