Nicolás Escobar Bejarano

La chaqueta de promoción

En el fondo del armario se encuentra colgada en un gancho de ropa color rojo la que fue mi chaqueta “de promoción” del colegio – me excuso si en la actualidad ese no es el termino lingüístico para referirse a ello-. Es que han pasado cerca de ocho años desde que me gradué del colegio Nuestra Señora de Fátima o también llamado: Colegio de la Policía.

¿Cuánto ha cambiado el mundo – y nosotros- en este intervalo de tiempo?

Lo cierto es que, evidentemente ya no tengo espacio para ella, y me embarga la nostalgia de tirarla a la basura – aun sabiendo que el consumismo nos ha llevado a ver imágenes impactantes como las del desierto de Atacama (Chile), en donde toneladas de prendas de vestir forman interminables montañas de basura, aunque en Colombia el panorama es diferente, aunque no existen centros de acopios oficiales. Las prendas en este país tienen una vida útil muy larga pues terminan siendo “heredadas” entre miembros de una familia o, en el mejor de los casos en algún mercado de los usados o también denominado «Pulguero»-.

Luego viene la segunda pregunta ¿debo regalarla?, es decir, ¿es oportuno donar a otra persona una chaqueta con mensajes de cariño de compañeros a quienes recuerdo solamente cuando miro sus “stories”? – otro término que aún no logro usar muy bien, ¡basta ya de incorporar palabras al léxico cotidiano desde lo vivido en redes sociales! Cabe precisar que muchos de esos mensajes vienen en marcador permanente con ilustraciones de aquellos que tenían dotes artísticos.

Tras plantearme dichos interrogantes, me quedé durante horas observando la chaqueta y los mensajes en ella escritos, lo anterior para llegar a la conclusión de que, el mundo en el que habito es otro, que los recuerdos que parecían tan recientes poco a poco se fueron olvidando y eso es lo que temo perder, esa memoria que reposa en el fondo del armario (como si conservarla me diera la garantía de que en otros ocho años podré recordar vivamente lo poco que he rememorado).

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«Al final no logré tomar el valor para tirar la chaqueta, pero concluí que en el único lugar donde la memoria persiste es en la obra de Dalí».

 

En la manga derecha – lastimosamente no es la izquierda- un compañero cuya caligrafía aún no me es conocida escribió: “Compa, lo quiero May Prom 14 ILY”, más allá del aprecio que me expresó el hasta ahora desconocido, simplemente no logro entender qué significan las expresiones “MAY” y “ILY” – y créanme que he buscado en internet su significado-.

Otro caso similar es en la espalda en donde un mensaje en letra azul dice: “Nico Te Quiero…gracias por todo ILY S´R eres muy chévere y este año la pase muy bien contigo”, y firma con un corazón, Valentina; se vuelve a repetir la palabra ILY – ¿Será que ese fue mi apodo y nunca me di cuenta de ello?, pero más preocupante aún, ¿Quién carajos es o fue Valentina?

Al final no logré tomar el valor para tirar la chaqueta, pero concluí que en el único lugar donde la memoria persiste es en la obra de Dalí.

Por: Nicolás Escobar Bejarano