Por: Ricaurte Losada Valderrama
La Carta Democrática Interamericana es la compilación de la concepción de la democracia en América y, al contener el propósito de que la democracia representativa es y debe ser la forma de gobierno compartida por nuestros pueblos que constituye un compromiso colectivo de mantener y fortalecer el sistema democrático en la región, es un instrumento vital para la defensa y protección de los derechos humanos que debe ser conocido y promovido por todas las personas que sea posible.
Ella establece que los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla. Es lo contrario a lo que hace Maduro que amenazó con guerra civil, si perdía las elecciones, como las perdió, y que bajo circunstancias aunque bien distintas, también es la amenaza con Petro, a las cuales hay que prestarles la mayor atención y cuidado y, para quienes no contamos con otros medios, debemos actuar haciendo la pedagogía que esté a nuestro alcance para exigir su aplicación y cumplimiento.
Lo anterior está ratificado por la Corte Interamericana, cuando afirma que la relación entre derechos humanos, democracia representativa y derechos políticos quedó plasmada en dicha Carta.
La institucionalidad democrática tiene entonces una razón de ser fundamental: hacer efectivos los derechos que el régimen dictatorial de Venezuela desconoce y pisotea y que Petro, so pretexto de concretarlos, ha buscado abrirle el camino a procedimientos extra constitucionales.
La Corte Interamericana ha establecido también que no se puede hablar de democracia sin el reconocimiento de los partidos políticos y, el dictador Maduro los desconoce y el presidente Petro desde los primeros meses de su gobierno desbarató la coalición que bien había conformado con ellos para hacer posible algunas de las reformas importantes que a gritos relama el país.
La Carta Democrática hace entonces referencia al derecho de los pueblos a la democracia, al igual que destaca la importancia en una democracia representativa de la participación de la ciudadanía en el marco del orden legal y constitucional y señala como uno de los elementos constitutivos de la democracia representativa el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al Estado de Derecho.
La Carta constituye también un compromiso colectivo de mantener y fortalecer la democracia. Justamente, por ello, el régimen venezolano se separó de la OEA, pero no por esto deja de ser responsable por su desconocimiento y violación, pues como este instrumento establece, democracia no sólo significa ser elegido democráticamente, sino también gobernar democráticamente, pues, además, en Venezuela no hubo elecciones competitivas, libres y transparentes, como también lo manda este instrumento y, donde luego de todo esto y de mucho más, el régimen se birló las elecciones, en el sentido de que de manera clara y evidente, ella ganó las elecciones y el dictador se quedó en el poder y, sin embargo, no ha pasado nada, lo cual nos indica, como dice nuestro pueblo que del dicho al hecho hay mucho trecho y, por ello y por mucho más, se impone tener mucho cuidado con Petro, para no permitir que eventualmente, por descuidos se ponga en peligro la democracia y para conformar un amplio movimiento de convergencia que le compita a su candidato en segunda vuelta.
@ricaurtelosada