Ricaurte Losada Valderrama

LA AUDIENCIA PÚBLICA EN LA COMISIÓN INTERAMERICANA

Por Ricaurte Losada Valderrama

En relación con el montaje interinstitucional de que fui víctima, al haberse birlado mi credencial de senador, inhabilitándome a perpetuidad para ser elegido, presenté a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos una solicitud en el año 2004, pidiéndole se declare la inconvencionalidad de la arbitraria, injusta e inconstitucional decisión. En razón a ella se me concede una audiencia pública que se llevará a cabo el próximo viernes 25 de julio.

Al respecto, tal como lo conté en el libro, La Justicia al Servicio de la Política -Régimen Insostenible-, fui absuelto en diez de los once procesos que me realizaron para eliminarme de la política, pero no así en el de la desinvestidura. El propósito con esos procesos era hacerme ver como malvado para restarme piso político e intentar así justificar la arbitraria decisión de excluirme.

No es necesario recordar pruebas y argumentos, de los muchos presentados y desconocidos en los procesos que me hicieron en Colombia, para tener presente y concluir que el fraude procesal cometido en mi contra, que tener presente la prueba determinante, es decir, la constancia falsa con la que fui despojado de la investidura.

El fraude se agiganta en razón a que ni siquiera teniendo en cuenta, como se tuvo de manera determinante dicha prueba falsa, ni así podía ser despojado de la investidura, imponiéndoseme a través de ella una sanción de inhabilidad para ser elegido a perpetuidad.

Y lo más increíble es que cuando presenté el recurso de revisión, con él entregué otra constancia, esa sí verdadera, de la misma dependencia que había expedido la constancia falsa, en la cual se certificó que yo no había ejercido actividad en la Fundación Educativa sin ánimo de lucro, pues ella se encontraba inactiva.

Las consecuencias de la persecución han sido irreparables. Entre ellas, se me decretó la muerte política, dejándome excluido para ser elegido a todos los cargos, para participar en la dirección de los asuntos públicos y para tener acceso a las funciones públicas.

También  destruyeron no solo  mi proyecto de vida, sino el proyecto político de Transformación Liberal, con el cual, a comienzos de la época de los 90 era candidato presidencial.

Como si lo anterior no bastara, también se desconocieron los derechos de mis electores, que tenían el legítimo derecho de estar representados. Era un número bien importante, pues en la primera ocasión que me presenté al Senado, por la sola circunscripción de Bogotá y Cundinamarca, pues entonces no existía la circunscripción nacional, obtuve 67.468 votos, que según la Inteligencia Artificial, en la actualidad representan más de 190.000 sufragios, pasando entonces del Concejo de Bogotá al Senado, sin hacerlo por la Cámara, hecho que hasta donde conozco es inédito en Colombia.

Asimismo, me deshonraron: tenía una excelente imagen nacional, construida a base de servicio, dedicación y esfuerzo, que cambiaron por una de un ser humano malvado y corrupto.

Y las consecuencias sobre mi salud han sido nefastas, debido al estrés, el desasosiego y la desesperanza de no haber tenido justicia durante 34 años, 21 de los cuales en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y por ello celebro que ya esté avanzando el proceso en ella.

@ricaurtelosada