Carlos Álvarez

La apertura de la frontera

Por: Carlos Álvarez.

La apertura de la frontera con Venezuela es la expresión más significativa en materia internacional, de un cambio de 180 grados respecto de la absurda posición del gobierno de Duque. Ya hay suficiente ilustración sobre los beneficios económicos y políticos que encarna, sobre todo en la franja de una larga frontera de más de 2.300 kilómetros. Desde luego existen varios problemas que no son fáciles de resolver de la noche a la mañana. Primero lo relativo a los grupos armados que operan en territorio venezolano. No está todavía muy claro cómo será el proceso, aunque el programa de La Paz Total ha incluido a las disidencias de Iván Márquez y por supuesto al ELN, pero en la dualidad de territorios “Doctores tiene la Santa Madre Iglesia…,” todavía habrá que ver como se compagina lo tocante a la relación o mejor intervención de Venezuela; seguramente funcionará decisivamente la diplomacia binacional.

El paso está dado, pero existen otros cabos que no se los pueden dejar sueltos, como es la deuda con los exportadores nacionales hacia el vecino país. Suman varios millones de dólares desde hace más de siete años y eso también tiene costos de intereses y otras arandelas.

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Por otro lado, parece extraño la ausencia del presidente Maduro en los actos fronterizos. La explicación que se ha dado es la seguridad del presidente, después de más de 20 atentados según dice ese gobierno, uno con drones y otros que se atribuyen al gobierno de Colombia anterior.

Pero la decisión está en marcha desde la campaña electoral del presidente Petro. En Venezuela hay mucho optimismo por la apertura y desde luego en Colombia. Antes Cúcuta y Arauca principalmente vivían del comercio binacional y siguió operando tras las limitaciones legales y de control por las famosas trochas de las que vivían azarosamente las gentes de ambos países.