Con tristeza observamos que hoy en día nuestra sociedad es poco grata, las relaciones entre las personas son cada día más frías, más ásperas, más distantes, se viven dentro de un ambiente de mutua desconfianza.
Actualmente es característico que las relaciones interpersonales se basen en un cálculo de costo-beneficio, como si se tratara de un negocio. Se ha perdido la incondicionalidad y la espontaneidad de éstas.
La gente educada y cortés es muy necesaria e importante en nuestra comunidad, ésta cumple las normas, no importuna y respeta al otro, pero sobre todo hacen falta más personas amables que además de lo anterior, van más allá, tienen una vocación de servicio, de ayuda, son solidarias y empáticas.
La armonía de nuestro entorno social en gran medida esta determinada por el nivel de amabilidad sobre el cual hayamos fundado nuestras relaciones. La amabilidad es fundamental para relacionarnos de una manera positiva y satisfactoria con los otros en todos los ámbitos: Familiar, laboral, escolar, etc.
Es en nuestros actos cotidianos en donde la amabilidad se va a ver reflejada siempre. Así, la amabilidad es definida como el acto o el comportamiento en el cual nos mostramos corteses, complacientes y afectuosos hacia los demás.
Es la cualidad de amable. Este adjetivo se refiere a aquel o aquello que es afable, afectuoso o digno de ser amado. Por extensión, se conoce como amabilidad a la acción amable.
Está fundamentada en el respeto, el afecto y la benevolencia en nuestra forma de relacionarnos con el otro. Es esencial para la convivencia en sociedad. Es una forma de demostrar respeto y afecto hacia las personas con las que tratamos día tras día.
La amabilidad es un rasgo de la personalidad que puede describirse como cooperativo, educado, afable y amigable. Las personas con alta amabilidad son más confiadas, afectuosas, altruistas y generalmente muestran más comportamientos prosociales que otros.
Las personas que cuentan con este valor social actúan de forma desinteresada, ayudan por el simple hecho de ayudar, sin buscar ningún beneficio a cambio. Son cariñosas, dan afecto. Proyectan el verdadero sentido del calor humano.
La amabilidad está vinculada al amor, a la bondad, a la solidaridad, a la fraternidad, a la sinceridad, a la honestidad, y a la generosidad. Nace en los sentimientos que el hombre alberga por estar creado a imagen y semejanza de Dios.
Se es amable, principalmente, por el amor que tenemos a toda criatura obra de Dios Padre. Refleja el cumplimiento del mandamiento dado por Nuestro Señor “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Por: Narciso Obando López, Pbro.

