En el barrio Corazón de Jesús, perteneciente a la Comuna Once, un grupo de estudiantes organizó una jornada de bienestar comunitario con un propósito profundo: brindar apoyo a los jóvenes de la zona, ayudándolos a encontrar en el deporte y los hábitos saludables una vía para salir de situaciones difíciles, como el estrés, la depresión, la baja autoestima o el riesgo de caer en entornos conflictivos.
La actividad, realizada en un espacio comunitario del sector, reunió a cerca de 45 personas, entre jóvenes, padres de familia y líderes barriales. Durante la jornada se ofrecieron clases de actividad física, rutinas de ejercicios al aire libre, juegos de integración, dinámicas para canalizar emociones, así como espacios de conversación orientados a fortalecer la salud mental y emocional de los asistentes.
Esfuerzos
Además de promover la práctica del deporte, los organizadores enfocaron sus esfuerzos en enseñar a los jóvenes cómo construir una rutina diaria que incluya buena alimentación, descanso adecuado y movimiento corporal como pilares fundamentales para el bienestar. La docente Andrea Farinango, responsable de las charlas educativas, resaltó la importancia de trabajar con los adolescentes desde un enfoque preventivo. “Cuando los jóvenes se sienten escuchados, motivados y con herramientas claras para cuidar su cuerpo y mente, disminuye el riesgo de que busquen escape en caminos equivocados. El deporte y los hábitos saludables pueden ser un salvavidas real para muchos de ellos”, afirmó.
Riesgos
Uno de los temas que más atención generó entre los asistentes fue la higiene del sueño. Farinango explicó que muchos adolescentes enfrentan problemas de sueño por el uso excesivo de pantallas o rutinas desordenadas, lo que afecta directamente su rendimiento escolar, su estado de ánimo y sus relaciones personales. “Dormir bien no solo recarga energía, también es una forma de cuidar la salud mental. Para muchos chicos, solo ajustar su hora de dormir puede cambiarles el día”, agregó. Los participantes destacaron que este tipo de encuentros no solo fortalecen los vínculos familiares, sino que también devuelven la esperanza a jóvenes que a veces sienten que no tienen alternativas. “Me ayudó a ver que puedo cambiar cosas pequeñas en mi vida y sentirme mejor”, dijo Camilo, uno de los adolescentes asistentes.

