Parroquia San José lideró un encuentro espiritual que reunió a feligreses de todas las edades con el propósito de reforzar la fe, la empatía y los valores fundamentales del ser humano.
Con el firme propósito de fortalecer la espiritualidad y fomentar principios como el respeto, la solidaridad, el perdón y la esperanza, la Parroquia San José de Gualmatán fue escenario de una emotiva jornada de oración y reflexión que congregó a niños, jóvenes, adultos y adultos mayores durante todo el fin de semana.
La actividad estuvo encabezada por el párroco José Isacc Figueroa, quien junto a los catequistas, padres de familia, líderes juveniles y servidores de la iglesia, promovió esta jornada como una oportunidad de reconexión con la fe, en un tiempo donde la sociedad atraviesa múltiples desafíos emocionales, familiares y espirituales.
Unidad
La jornada se desarrolló bajo el lema: “Una comunidad que ora unida, permanece firme en los valores que edifican la vida.” Este mensaje fue transversal a todas las actividades realizadas, entre las que se destacaron oraciones interreligiosas, círculos de diálogo espiritual, dinámicas con los más pequeños, talleres sobre paz interior, música en vivo y momentos de silencio guiado.
El encuentro fue también una oportunidad para la escucha activa, la sanación interior y el reconocimiento del otro como hermano. Asistieron feligreses de diferentes barrios del municipio y se contó con la participación especial de jóvenes que recientemente culminaron un retiro espiritual, quienes compartieron sus testimonios frente a las transformaciones que vivieron.
Fe
“El mundo necesita corazones sensibles, capaces de escuchar, comprender y acompañar al otro sin juzgarlo. Desde la fe, estamos llamados a ser instrumentos de paz, más allá de las diferencias”, expresó el padre José Isacc Figueroa durante su homilía, quien invitó a todos los presentes a asumir un compromiso real con el servicio, la empatía y la reconciliación.
Además de las charlas espirituales, hubo momentos para compartir en comunidad. Los padres de familia resaltaron el valor de estas iniciativas que no solo alimentan la fe, sino que también fortalecen los vínculos familiares. “Aquí se respira amor, esperanza y mucha luz. Uno sale con el alma más liviana”, comentó Lucía Montenegro, madre de tres hijos que participó en toda la jornada.
Renacer
Los asistentes destacaron que este tipo de espacios permiten renovar el propósito de vida, alejarse del ruido del día a día y encontrar paz interior. “Esto va más allá de una práctica religiosa. Es un reencuentro con lo que realmente importa: la fe, la familia, la gratitud, el servicio y el respeto por los demás”, expresó Brigitte Gómez, catequista y una de las organizadoras del evento.
La jornada también sirvió para enviar un mensaje claro frente al rol de la iglesia como punto de encuentro, sanación y guía espiritual en medio de las crisis que vive la sociedad actual. Por ello, la comunidad parroquial anunció que estas actividades se realizarán de forma mensual, con el objetivo de seguir transformando corazones y construir entre todos un municipio más solidario, compasivo y espiritual.
Los organizadores hicieron un llamado especial a los jóvenes del municipio para que se sigan vinculando a estas experiencias, ya que son ellos quienes heredarán el liderazgo espiritual y comunitario del futuro. “Aquí no se trata solo de creer, sino de actuar con fe y con amor”, concluyó el párroco.