
El pasado 29 de noviembre de 2025, Medellín fue testigo de una noche inolvidable: J Balvin regresó a su ciudad natal con el espectáculo Hecho en Medellín, Ciudad Primavera, que reunió a más de 44.000 asistentes en un montaje sin precedentes.
Con un escenario circular de 360 grados —el más grande que ha tenido en su carrera—, luces, efectos visuales y una producción cargada de simbolismo, el concierto se transformó en una celebración de reguetón, trap y cultura paisa.
Durante cerca de siete horas de show, Balvin interpretó sus grandes éxitos: “Blanco”, “Qué más pues”, “Con altura”, “Qué pretendes”, “Sigo extrañándote”, “Poblado”, “Brillo” y “Amarillo”, entre otros. Temas que hicieron vibrar al público desde el inicio.
El concierto también contó con una extensa nómina de artistas invitados —más de 25—, incluyendo figuras nacionales e internacionales. Entre quienes subieron al escenario se destacaron Maluma, Daddy Yankee, Farruko, Ryan Castro, Reykon, entre muchos otros.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando Balvin recibió un video de su pareja y su hijo —quienes no pudieron asistir— antes de interpretar la canción “Río”, lo que conmovió al público. Asimismo, el reencuentro con Maluma en el escenario, entre abrazos y emoción, fue ovacionado por miles de asistentes.
El cierre del espectáculo tuvo una sorpresa de talla internacional: la aparición inesperada del rapero 50 Cent, quien encendió aún más el estadio y selló una noche que muchos califican como histórica para la música urbana en Colombia.
Contexto y significado del evento
El show “Hecho en Medellín, Ciudad Primavera” representó —para Balvin— un retorno cargado de simbolismo: seis años después de su último gran concierto en la ciudad, quiso rendir tributo a sus raíces, a su gente y a la esencia de Medellín.
Lejos de ser un concierto convencional, el espectáculo fue concebido como un festival en sí mismo: con producción de alto nivel, una escenografía ambiciosa, una mezcla de géneros —reguetón, trap y pop— y una puesta en escena pensada para conectar con todos los rincones del estadio.
Para muchos asistentes, el evento no sólo fue una noche de música, sino una experiencia emocional y cultural. Medellín se convirtió en epicentro de un fenómeno musical que, sin duda, quedará marcado en la memoria colectiva.
