Dice el adagio popular que después de sacado el ojo no hay santa Lucía que valga, al querer denotar que luego de una tragedia, los pesares y cualquier expresión queda corta ante algún hecho que vaya ligado al proceso de rehabilitar algún inconveniente.
Lo anterior, para señalar que en la semana que termina el departamento de Nariño fue escenario de uno de los hechos más trágicos relacionados con la avalancha que sepultó a varias personas, residencias y establecimientos comerciales en el municipio de Mallama.
El hecho, por supuesto, es el resultado del crudo invierno que golpea al departamento de Nariño, en una situación que incluso el Gobierno Nacional lo había anunciado cuando a través del Ideam sostuvo que los meses de octubre y noviembre serian de las épocas en las que se profundizarán las tormentas y con ello el registro de hechos como el que estamos señalando.
«Para algunos alcaldes lo importante es darle al pueblo pan y circo para tenerlo contento y evitar que eleven críticas a sus administraciones, incluso cuando estas se desempeñen de manera mediocre».
Sin embargo, si bien es cierto el hecho como tal podría haber sido el resultado del fuerte invierno, también es cierto que en gran parte esto depende de los estudios que sobre estos temas adelanten los municipios para tener al día sus Planes de Ordenamiento Territorial, hecho que de ser así, serían documentos que se convertirían en la guía para saber de procesos como extensión de áreas de construcción, capacidad de servicios públicos, áreas restringidas para la construcción de viviendas, entre otros, resultados que debe dejar un estudio de esa naturaleza.
La oficina de Planeación del departamento estima que la realización de un Plan de Ordenamiento Territorial, con la técnica que para ello se hace necesario, podría estar demandando a un municipio de quinta o sexta categoría una erogación de aproximadamente 1.500 millones de pesos, recursos que según los alcaldes son imposibles de conseguir, e incluso si los tuviesen prefieren gastarlos en la ejecución de obras, antes que dedicarlos al pago de una consultoría con esas características.
Sin embargo, mientras algunos alcaldes lloran pobreza para el pago de estos estudios que en últimas pueden salvar gran cantidad de vidas, si sacan recursos para invertir, y eso sí millones de pesos, en el pago de artistas para que participen en sus fiestas patronales, porque en este caso lo importante es darle al pueblo pan y circo para tenerlo contento y evitar que eleven críticas a sus administraciones, incluso cuando estas se desempeñen de manera mediocre.
Por.- Rodolfo Pantoja Pantoja

