Por: Nicolás Escobar Bejarano.
Invítame a creer en un mundo diferente, en una nueva “normalidad”, tú que crees en hadas, reencarnaciones y milagros.
Invítame a pensar que el legítimo derecho a soñar, no es tan solo un texto de Eduardo Galeano.
Invítame a sentir que aún existen romances, como los de Elizabeth Bennet y Fitzwilliam Darcy, en Orgullo y prejuicio; o como Heathcliff y Catherine Earnshaw, en cumbres borrascosas.
Recuérdame que aún es posible ser un espíritu libre, y que algún día por mero azar del destino, nos encontraremos perdidos en las calles de parís.
Oblígame a encontrar las palabras precisas, esas mismas que no están petrificadas en los diccionarios.
Enséñame a inventar tu sonrisa sin exageraciones, a escribir esta columna de opinión, aunque sea en el orden de tus deseos, como ves, mi vida es una constante búsqueda de la magia que te sobra.
Invítame a sentir que aún existen romances, como los de Elizabeth Bennet y Fitzwilliam Darcy, en Orgullo y prejuicio; o como Heathcliff y Catherine Earnshaw, en cumbres borrascosas».
Porque tu eres vida y la vida es optimismo, y el optimismo es esperanza; y es precisamente eso es lo que necesito en mi vida, pero mientras t anto, incítame a crear algo nuevo, a desandar los caminos recorridos, a pensar que no existen fronteras; porque de leyes y libros muertos ya he tenido suficiente.
Quiero conocer palabras e ideas nuevas; otra forma de ver y entender el mundo, me urge volver a empezar, hacer de cuenta que no existen banderas, ni dioses; invítame a percibir tu magia, a sentir que no soy un numero o un objeto estadístico.
Permíteme salir una noche a gritarle al mundo que estoy cansado del constante detalle que se repite, me urge repasar nuevos gestos, tus gestos, quiero cantar desafinado todos los días.
Quiero preservar un poco del misterio que me produces, pensar que los caminos recorridos te traen hasta mí y finalmente, invítame a descubrirte un poco más cada día.