Nariño volvió a teñirse de violencia en la vía Panamericana, a la altura del tramo Remolino – Mojarras, en inmediaciones del departamento del Cauca, un corredor que desde hace meses se ha convertido en uno de los más inseguros del suroccidente colombiano.
Hacia las 9:30 p.m de aquella., según versiones preliminares entregadas por las autoridades, un grupo de hombres armados habría intentado detener un vehículo particular que se movilizaba por la zona con la intención de cometer un atraco. Los ocupantes, al percatarse de la situación, no se detuvieron, lo que provocó que los presuntos delincuentes abrieran fuego contra el automotor.
Investigación
En medio del ataque, uno de los asaltantes resultó muerto en el lugar. Las autoridades investigan si su muerte fue producto de los disparos efectuados por sus mismos compañeros o por la reacción de los ocupantes del vehículo.
El hecho fue catalogado como un caso de hurto agravado en modalidad tentada, y generó una nueva ola de preocupación entre los habitantes de la región, que desde hace meses vienen denunciando el incremento de asaltos, extorsiones y amenazas en este estratégico eje vial.
Macabro relato
Testimonios de viajeros frecuentes relatan que las horas nocturnas en la Panamericana se han convertido en un verdadero riesgo. “A partir de las siete de la noche, esta carretera queda sola. No se ve un solo retén, ni Ejército, ni Policía. La gente tiene miedo de viajar porque en cualquier curva aparecen hombres armados”, relató un conductor de transporte intermunicipal.
La vía Panamericana, considerada una de las arterias más importantes para la conexión entre el centro y el sur del país, ha sido históricamente escenario de problemas de orden público, presencia de grupos armados ilegales y delitos comunes. Sin embargo, los últimos meses han agudizado una sensación de abandono total por parte del Gobierno Nacional y las autoridades regionales, que no logran garantizar la seguridad ni la movilidad de los ciudadanos.
Transportadores, campesinos y comerciantes insisten en que el deterioro del orden público ha afectado gravemente la economía y el tránsito de productos entre Cauca, Nariño y Putumayo, regiones que dependen de este corredor para abastecer mercados, movilizar cosechas y sostener el intercambio comercial. “Es una vergüenza que una vía nacional tan importante esté en estas condiciones. Los gobernantes prometen seguridad, pero no se ve. Estamos a merced de los delincuentes”, expresó un líder comunal del municipio de Patía, quien pidió no revelar su nombre por motivos de seguridad.

