El Servicio de Inteligencia Exterior de Ucrania reportó que la economía de Rusia estaría entrando en una fase que describen como “caos controlado”, caracterizada por una pérdida de transparencia y un debilitamiento de las prácticas financieras e institucionales, lo que podría agravar las dificultades económicas de ese país en medio de prolongadas tensiones geopolíticas.
Según la evaluación, el sistema financiero ruso ha visto una reducción significativa en los niveles de transparencia, con varias medidas que limitan la divulgación de información sobre la estructura de propiedad de las entidades bancarias y financieras. Esto ha generado un entorno donde la actividad económica opera con menos claridad y más restricciones, lo que —según estos informes— refleja tensiones crecientes en el mercado interno.
Las condiciones descritas incluyen una menor publicación de datos financieros relevantes y una creciente opacidad en la gestión de instituciones del sector, lo que podría afectar la confianza de inversores y ciudadanos. Estos factores, combinados con otras medidas regulatorias que han reducido algunos mecanismos de control y supervisión, configuran, de acuerdo con el análisis de inteligencia ucraniano, un escenario en el cual el sistema se mantiene en un estado de limitada apertura, desconfianza y desorden sistémico.
Este tipo de observaciones ocurren en un contexto más amplio de sanciones, presiones económicas y desafíos estructurales que enfrentan muchas economías afectadas por conflictos regionales y cambios en los flujos comerciales globales, lo que podría tener repercusiones en la estabilidad económica y financiera de la región en su conjunto.

