El senador de la republica Eduardo Enríquez Maya, hoy desafortunadamente fallecido, decía con propiedad y conocimiento que si algún país tiene normas y leyes inservibles y que nunca se aplican es Colombia.
Para ello, argumentaba el senador, se hacía necesario que una comisión del alto Gobierno, en conjunto con el Congreso de la Republica, realizará una inspección a toda una serie de normas de esas características para hacerle un “aseo” a la Constitución.
Con base en estas consideraciones, se logró que finalmente se inicie un proceso de esa naturaleza y lo que entiendo es que algo se logró.
Sin embargo, más allá de la limpieza normativa de la Constitución, lo que se sabe es que hay otras leyes que, pese a que son consideradas de muchas importancias, jamás se cumplen.
«Sin embargo, más allá de la limpieza normativa de la Constitución, lo que se sabe es que hay otras leyes que, pese a que son consideradas de importancia, jamás se cumplen”.
Por estos días, de debate electoral nuevamente surge la discusión si la controvertida Ley de Garantías Electorales o Ley 996 de 2005, se debe derogar o hacer que continúe vigente.
Sin lugar a dudas, desde mi posición, es que esa Ley, como otras no sirven absolutamente para nada y lo único que ha logrado es convertirse en pretexto, o para justificar la inoperancia de algunos gobernantes o en el peor de los casos para convertirse en motivo para camuflar una serie de contratos y acciones administrativas, c on otros nombres o figuras, lo que ha llevado a que se conviertan en un enorme boquete para fortalecer acciones de corrupción.
Hoy un gobernante tiene en esta ley, la excusa perfecta para decirles a sus gobernados que, por culpa de la Ley de Garantías, se ve obligado a paralizar obras, a incumplir metas del Plan de Desarrollo, a no cambiar a algunos funcionarios que aprovechan el momento para decir que como están en “Ley de Garantías” nadie los puede mover.
Entre tanto que, bajo cuerda, algunos gobernantes hacen y deshacen y aprovechan estas limitaciones que supuestamente se dan para combatir la corrupción, en la herramienta perfecta para hacer todo lo contrario y a la vez cometer las irregularices que luego de algún tiempo se presentan, las que muchas veces los organismos de investigación los pasan desapercibidas o las sanciones llegan cuando ya el funcionario ha dejado el cargo.
En, fin la Ley de Garantías, como muchas más se convierte en un canto a la bandera.
Por.- Rodolfo Pantoja Pantoja

