Mauricio Muñoz.

INDIGNOS DIGNATARIOS

Por Mauricio Fernando Muñoz Mazuera

Días atrás en el barrio en donde resido ubicado en el sector Sur Oriental de Pasto, la plenipotenciaria junta de acción comunal, coadyuvada por el Alcalde de Pasto, decidieron tumbar algunos árboles que se ubicaban en cercanías de uno de los polideportivos que tenemos en el sector, según miembros de la JAC, esto se debía de hacer porque los árboles estaban dañando la calle y las casas de varios residentes, y por esta razón, los árboles que tenían cerca de 18 años en este espacio, debían ser derribados.

Funcionarios contratados por la Alcaldía de Pasto, más precisamente por la oficina de Infraestructura comenzaron a desarrollar este proceso y mandaron abajo a dos árboles de gran altura que eran parte del paisaje del sector, y eran la casa de varias aves que circundaban los alrededores. En medio del procedimiento, algunos vecinos del sector levantaron su voz de protesta, y con ayuda de la policía nacional detuvieron la situación, pues, ¡Oh sorpresa!, los trabajos se estaban realizando con un permiso caducado dando pie a la interposición de comparendos a los operarios. Pero lo más indignante de la situación estaba por llegar, según el reporte que meses atrás, había sido elaborado por un funcionario de CorpoNariño, todos los árboles del sector debían ser apeados, en palabras castizas, cortados, no estamos hablando de una poda para mantener sus ramas en cierto lugar, o hacer un estudio de la real afectación que estos estaban provocando a la vía, sino que la orden era clara, todos los árboles del sector debían ser cortados. Los miembros de la junta de acción comunal que se dieron cita en el lugar de la infracción al medio ambiente expresaron su deseo de mandar al suelo todos los árboles y con tono desafiante y un lenguaje propio de la carencia de valores, expresaron que «no dejarán que se haga la reposición de los árboles cortados» que en total terminaron siendo tres pues, debido al defectuoso procedimiento realizado por los contratistas, se afectó la estabilidad de otro espécimen.

Lo que me causo mayor curiosidad de estos dignatarios es su tono desafiante, irracionalidad y belicosidad, a tal punto de llegar a ofender con expresiones a sus propios vecinos con tal de llevar a cabo el apeo de los árboles, situación que me lleva a reflexionar…¿Que tipo de formación tienen algunas de estas personas que llegan a representar a sus comunidades en estos cargos?. Ojo, hasta el momento realmente el poder de este tipo de personajes es nulo, tan solo manejar a su antojo los salones comunales, cerrando la puerta a procesos deportivos, culturales y sociales, pues no hay la deliciosa “mermelada” de por medio, sin embargo, y si se llegan a hacer realidad varias de las propuestas del hoy presidente de la República, Gustavo Petro, estas personas manejaran contratos y dinero, y entonces será necesario una restructuración real de estos cuerpos representativos, pues los habitantes de los barrios deberán verse realmente representados por un personal idóneo, formado y preparado para por lo menos mantener un debate con altura, porque para vociferar y la sorna, está la galería.

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Finalmente quiero hacer una última reflexión que se me vino a la cabeza cuando una de estas «dignatarias» se burlaba de un adulto mayor quien pedía que se revisara la situación del corte de los árboles, pues para él «estos eran pulmones de su sector”, palabras respondidas por la susodicha diciendo… «para que pulmones si usted está ya casi muerto»… Señora dignataria, recuerde que el día de su muerte, la madera de un árbol cubrirá su cuerpo descompuesto, esos mismos árboles que usted prefería derribados antes que conjugados con el azul del cielo y la luz de luna y sol, irónicamente son quienes le abrazaran para quedarse eternamente allí abajo, en el suelo.