Guillermo Alfredo Narváez Ramírez

Importantes sucesos en el departamento

La Comisión de la Verdad tiene como principal objetivo el esclarecimiento de la vida y la convivencia buscando los patrones y causas que puedan llegar a explicar el conflicto para darle dignidad a las víctimas, promover reconocimientos sobre el nivel de gravedad de lo que ha ocurrido en la sociedad colombiana durante años y favorecer la convivencia individual y colectiva.

El conflicto armado en la Universidad de Nariño: “Reencuentros, luchas y resistencias”, así se denominó el encuentro en el que se reconoció las afectaciones y violencias contra el sector universitario (docentes, estudiantes y trabajadores) en el marco del conflicto armado colombiano, convocado en Pasto por la Comisión de la Verdad. Este acontecimiento tuvo lugar en la semana anterior, el jueves 19 y 20 de este mes que termina. En este singular acontecimiento hubo algunos hechos para destacar.

Dos exintegrantes del Bloque Libertadores del Sur, Guillermo León Marín y Aníbal Gómez, relataron el seguimiento y perfilamiento al movimiento estudiantil y cómo a través de la infiltración de Fuerzas Estatales dentro de la Universidad recibieron información y orden de asesinar a los líderes Jairo Moncayo, Adriana Benítez, Marco Salazar, Tito Libio Hernández y Martín Rodríguez, lista que habría sido entregada por un miembro de las Fuerzas Militares.

Un defensor de DDHH destacó la importancia de este encuentro para que la ciudadanía sepa que los líderes estudiantiles ultimados en el año 2000, no hicieron parte de ninguna estructura armada y se abra el camino para conocer quiénes fueron los determinadores de sus asesinatos.

 

«El toque místico de las Lajas lo ha convertido en la principal atracción turística y una parada obligada del municipio de Ipiales, a pocos kilómetros de la frontera “ de Colombia y Ecuador”.

 

Por su parte la rectora de la Universidad de Nariño Martha Sofía González dijo que el acto de reconocimiento y perdón es histórico para la institución, a fin de saber la verdad. 

“Un acto de justicia con la Universidad sobre un tema nefasto que el Estado no ha querido entender: la lucha de estudiantes y funcionarios”. Agregó que este hecho histórico debe ser documentado para que la ciudadanía lo conozca y esa violencia ejercida contra los líderes no se vuelva a repetir en el país.

Por otra parte, es necesario citar que estamos cerca de fiesta de La Virgen del Rosario de Las Lajas, cuya fecha tradicional ha sido el 16 de septiembre de cada año. Como levitando entre un abismo, en el centro de un valle de montañas empinadas, sobre el cauce del rio Guáitara está el Santuario de Las Lajas.

La laja, la piedra gris y blanca, contrasta en armonía con el entorno vertiginosamente verde y lleno de precipicios en el que fue construido. El toque místico de este lugar lo ha convertido en la principal atracción turística y una parada obligada del municipio de Ipiales, a pocos kilómetros de la frontera de Colombia y Ecuador.

Detrás de la belleza del Santuario de Las Lajas hay una historia que cada año mueve a miles de colombianos a visitarla por impulsos religiosos. Según dice la historia escrita en las paredes del camino que lleva a este, la imagen de la Virgen del Rosario ha vivido en este lugar y sus alrededores durante siglos.

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La primera vez que fue vista fue en el año 1754 en la cueva del cerro de Pastarán ubicado entre Ipiales y Potosí, por dos mujeres indígenas: una niña de 5 años sorda de nacimiento llamada Rosa, y su madre María Mueses de Quiñones.

En respuesta al milagro, primero se construyó una humilde capilla en la cueva y poco a poco se fue ampliando hasta tener el aspecto actual. Según cuentan los guías turísticos, el santuario actual es la culminación de otras construcciones que sirvieron de base a la primera, que fue una modesta choza de madera y paja hasta llegar a lo que es hoy en día: un edificio de casi 28 metros de fondo por 15 metros de ancho, en donde hay tres naves cubiertas con bóvedas de crucería.

Explica que hasta esa basílica menor, construida entre 1916 y 1949, llegan a diario miles de peregrinos para pagar promesas o turistas para conocer este prodigio de la arquitectura. Y fue el pastuso Lucindo Espinoza, un ingeniero empírico quien diseñó y dirigió los trabajos. Varios obreros perecieron al caer de semejante altura, pues las medidas de seguridad eran mínimas y las manilas que los sostenían trenzadas con cabuya.

En esta ocasión se han preparado diversos actos religiosos, como el quincenario de actos especiales y ritos de oración. Y ya cerca a la fecha de celebración, este martes 31 de agosto se realiza el Pregón de la fiesta en Ipiales, jornada de oración por los fallecidos por la pandemia.

Por: Guillermo Alfredo Narváez Ramírez