En estos días cuando discutir se convierte en pendencia porque el objetivo primordial del debate se ha hecho a un lado para dejarle su espacio al insulto y la mofa sosa, cualquiera sale a tratar de restarle puntos al buen nombre de una persona convirtiéndolo en rey de burlas por cuenta de lo que ha dicho, pero sin ahondar en el sentido. Pues al chistoso le sobra y le basta que la palabra por un lapsus le suene rara o la frase simplemente le exija pensar un poco más de lo que acostumbra hacerlo para que su ignorancia la convierta en credo de sus seguidores, que igual a él les es suficiente estar convencidos de que lo que ellos no ven no existe y por lo tanto tienen el derecho a lapidar y llamar a que acompañen a hacerlo a todo aquel que desee imponer como verdad su realidad así esta no responda más que a lo que su obtuso ángulo de visión le muestra.
Así ha sucedido con lo expresado por la candidata a la vicepresidencia Francia Márquez ante la cual sus contendores están a la expectativa de todo cuanto dice, no para contra argumentarle que es lo que se espera en un ejercicio de la dialéctica, pero tampoco para corregirle que debe ser lo consecuente en una sociedad educada que se ocupa siempre en favor de la formación académica y humana del otro, por la simple razón de que como seres humanos y como sociedad racional actuamos por virtud del mutualismo, buscando el bien del otro que también es el bien mío. Pero lejos estamos de la definición de ser humano y sociedad racional planteada por Espinoza y le damos la razón a Hobbes en aquello de que el hombre es lobo para el mismo hombre por lo que no hay que extrañarse de nada ante la abundancia de improperios y mofas burdas que solo tienen la intención de agraviar.
Solo que como dejó dicho para la posteridad François de La Rochefoucauld: existen tres clases de ignorantes, los que no saben lo que deberían saber, los que saben mal lo que dicen conocer y los que saben lo que no debería saberse.
Pues resulta que leyendo con atención a toda esa cantidad de personas que se manifiesta a través de las redes sociales y ponen en la picota a la candidata Márquez para que escarmiente su ignorancia, es grande la cantidad de los que ponen de manifiesto saber mal lo que dicen saber cómo también lo es el número de aquellos que no saben lo que deberían saber, mientras que otro tanto pone de manifiesto saber lo que no deberían saber. Por ejemplo, desconocen que la industria agropecuaria colombiana depende directamente de la importación de insumos y que no por otro motivo explica el gobierno la escalada de precios de la canasta familiar señalando como causante directo de ello a la guerra de Rusia y Ucrania, pues el 40 por ciento de la urea con la que se abonan los pocos productos que se cultivan aquí proviene de allá.
Aquellos que se mofan de Francia Márquez deberían saber que las gallinas ponedoras son levantadas y mantenidas con alimento producido en el exterior. Pues en cumplimiento a los tratados de libre comercio el sorgo, la avena, la solla y el maíz quebrado no pueden cultivarse acá, por lo que Colombia importa estos productos de los países con licencia para venderlos y no al precio del huevo de antes, sino de ahora, cuyo costo y tamaño refleja el alto valor pagado por la provisión por lo que si los huevos no se traen de Alemania, día tras día se ven como si lo fueran por lo ya extraños en la mesa.
Por: Ricardo Sarasty

