Hernando Suárez: el cumpleaños del jefe que se volvió escuela

Hay personas que no solo dirigen empresas: las transforman en escuelas de vida. Y ese es Hernando Suárez Burgos. Su cumpleaños, celebrado de manera íntima por sus colaboradores como él los llama: sus compañeros de trabajo no fue una fiesta cualquiera. Fue un abrazo colectivo a un hombre que ha marcado generaciones enteras dentro y fuera de sus oficinas.

La noche tuvo banda sonora propia. El Trío Cantoral y Somos Trío brillaron como pocas veces, con canciones románticas que le iluminaron la mirada y le tocaron recuerdos que solo la música puede despertar. Luego, el Mariachi Moderno terminó de encender el ambiente: voces poderosas, cuerdas vibrantes y ese toque alegre que hace que hasta la nostalgia baile.

Pero el verdadero homenaje estuvo en las miradas de quienes lo acompañaron. Porque todos los que han pasado por sus empresas saben lo mismo: si uno pudo trabajar con Hernando, puede trabajar en cualquier plaza del mundo. Saben también que puede pedir que un texto, un informe o un diseño se cambie diez veces hasta que sea excelente. Y que no se le pasa nada: el detalle más mínimo, él lo ve antes que todos. Ese es su olfato. Esa es su marca.

Y aunque a veces cueste seguirle el ritmo, todos coinciden en lo mismo: se aprende. Se aprende a tiempo, a rigor, a carácter. Se aprende que la vida profesional no se trata de hacer las cosas, sino de hacerlas bien. Y que agradecemos lo que a veces olvidamos: tener trabajo, salud y un jefe que enseña con el ejemplo.

El cumpleaños de Hernando Suárez Burgos no fue solo una celebración. Fue el reconocimiento vivo a un hombre que sigue inspirando a cada generación que se cruza con su camino.

Feliz cumpleaños, Don Hernando: usted es empresa, escuela y legado.