En la rica historia del fútbol ipialeño, Hernando Montenegro se erige como una figura excepcional que transitó desde la destreza en el campo hasta la autoridad arbitral, dejando un legado que perdurará en el tiempo.
Hernando, un hábil puntero derecho, cautivó las tardes de domingo en el estadio municipal de Ipiales, principalmente vistiendo los colores del Deportivo Rayo. Su carrera futbolística se distinguió por un nivel técnico excepcional, consolidándose como un referente en equipos como Deportivo Rayo, Arauca y Exportadores del sur. Su participación en la Selección Ipiales durante el campeonato departamental de 1976 en San Pablo lo consagró como un campeón local.
Pero la historia de Montenegro va más allá de los goles y las jugadas memorables. Debutando con Deportivo Rayo en 1977 en un partido ante el club Barcelona, dirigido por don Ricardo Huertas, Hernando no solo demostró habilidades en el campo, sino que también comenzó a escribir su legado en el arbitraje de fútbol de salón.
Su transición de jugador a árbitro no solo fue un cambio de roles, sino un compromiso continuo con el fútbol. Junto a figuras destacadas como el Profe Alirio García, Agustín García, Milton Mora y Antonio Abdeljamid, Montenegro contribuyó al desarrollo y la promoción del fútbol de salón en Ipiales.
Como árbitro, Hernando Montenegro aplicó no solo las reglas del juego, sino también su profundo conocimiento y ética, convirtiéndose en un mentor y líder en el crecimiento del fútbol de salón en la región. Su contribución va más allá de las canchas, siendo una inspiración para nuevas generaciones de jugadores y árbitros que lo ven como un ejemplo a seguir.
El viaje de Hernando Montenegro desde ser un hábil delantero hasta un respetado árbitro resalta su dedicación y amor por el fútbol. Su legado es un testimonio de que el fútbol es un juego que va más allá de los momentos de gloria en el campo; es un compromiso constante con la integridad, la pasión y el respeto.

