Chucho Martinez

Hay que cambiar

Los dos candidatos presidenciales proponen el cambio, por eso la mayoría de colombianos votaron en la primera vuelta en contra de los partidos tradicionales, el gobierno, su candidato, el mismo uribismo, la pobreza, el desempleo, la desigualdad, el deterioro del medio ambiente y la corrupción.  La diferencia está en la forma y el contenido de sus propuestas y en el énfasis y garantía personal para cumplir los compromisos.  ¿Pero, que es lo que hay que cambiar?

De todos los temas, el más importante a cambiar es la cultura política, a partir de una buena educación pública que forme buenas personas, buenos ciudadanos y buenos profesionales. Un pueblo educado es garantía, no solo, para elevar la productividad, sino también, para que la sociedad se apropie de procesos para su ejecución y control. Los países desarrollados superaron su atraso después de invertir en la educación como factor de desarrollo integral. La ignorancia solo ha favorece a los ricos y a las mediocracias. La ignorancia hace que los esclavos terminen amando las cadenas que los atan.

 

«Cuando el voto sea un autentico acto consciente y libre de cada individuo, ese día tendremos otro país transitando por las grandes alamedas del progreso”.

 

Hay que cambiar la cultura del atajo en donde se ha normalizado la corrupción como forma de vida, ascenso social y relacionamiento de los ciudadanos con el poder y grupos de interés. Se debe volver a los gobiernos virtuosos como lo propusiera Platón en su libro La República.

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Cultura política es superar las taras del pasado señorial, feudal y de gamonales que obstruyen el progreso, es construir un nuevo modo de vida fincado en los avances de las ciencias y la tecnología como instrumentos que ayuden al mejor vivir, pero que no sean los determinantes de la vida intersubjetiva de los individuos.

El nuevo modo de vida debe garantizar que el poder dimane del pueblo y no de la plutocracia, porque no puede haber democracia política si no hay democracia social y no hay democracia social si no hay democracia económica.

Los medios de comunicación, las redes sociales, las escuelas y universidades deben contribuir a educar al pueblo para que racionalmente se apropie de su destino.

Cuando el voto sea una autentico acto consciente y libre de cada individuo, ese día tendremos otro país transitando por las grandes alamedas del progreso y el buen vivir, que no es otra cosa que vivir sabroso.

Por: Chucho Martínez