Lo que comenzó como una simple diligencia terminó en una verdadera pesadilla. El pasado 3 de julio, Ariel Luna, un joven residente de la vereda San Carlos, salió en su motocicleta negra CBJ 125, placas VRZ-97D, rumbo al centro del municipio de La Unión. Iba a firmar unos documentos. Era un trámite rápido. Nunca volvió.
Tras días de angustia, cadenas de búsqueda y súplicas en redes sociales, la peor noticia cayó como un balde de agua fría: su cadáver fue encontrado este lunes en una zona rural, tirado al borde de la carretera, como si su vida no valiera nada.
Su familia lo buscó sin descanso. Gritaron su nombre. Difundieron fotos. Pusieron avisos. Todos temían lo peor, pero aún había esperanza… hasta que alguien avisó que había un cuerpo sin vida a la orilla del camino, entre matorrales y silencio.
El cuerpo fue hallado en la vía que comunica San Carlos con el casco urbano de La Unión, justo por donde debía pasar Ariel aquella tarde del miércoles 3 de julio. Lo había hecho cientos de veces. Conocía la ruta. Pero esa tarde algo salió mal.
Los vecinos y la familia están destrozados. “Él no tenía enemigos, era un joven tranquilo. Lo mataron por la moto, seguro. ¿Hasta cuándo esta violencia?”, dijo un familiar entre lágrimas.
Y es que su motocicleta no fue encontrada junto al cadáver. ¿Lo interceptaron? ¿Lo golpearon? ¿Lo emboscaron? Las preguntas son muchas. Las respuestas, ninguna. Por ahora, el caso está envuelto en un espeso manto de misterio.
Funcionarios del CTI de la Fiscalía y la Policía Nacional realizaron el levantamiento del cuerpo e iniciaron las investigaciones. El cadáver fue trasladado a Medicina Legal, donde se esperan los resultados de la necropsia. ¿Tenía heridas de bala? ¿Fue golpeado? ¿Se accidentó y lo abandonaron?
Por ahora, nada se descarta. Las autoridades no han confirmado si se trató de un asesinato, un accidente o un robo violento. Lo único claro es que Ariel Luna salió vivo y apareció muerto. Su familia exige justicia.
El hallazgo ha desatado el pánico y la indignación en la vereda San Carlos y el municipio de La Unión. Vecinos aseguran que la vía rural está abandonada y que es tierra de nadie: oscura, sin vigilancia y con presencia de delincuentes que esperan a sus víctimas como lobos.
“Esto ya se salió de control. Hoy fue Ariel, mañana puede ser cualquiera”, dijo un habitante del sector, temeroso. Ariel Luna era un joven conocido por su sencillez y esfuerzo. Trabajaba, ayudaba a su familia y no se metía con nadie. Hoy sus padres lloran desconsolados, aferrados a una foto y con un solo clamor: que no quede impune.