La tragedia volvió a golpear al suroccidente colombiano. En las últimas horas fue hallado sin vida el cuerpo de Yimer Muñoz Torres, un caficultor de 44 años oriundo del municipio de Leiva, en el departamento de Nariño, quien había sido secuestrado el pasado jueves en el municipio de Mercaderes, Cauca.
El macabro hallazgo se produjo en el sector conocido como Las Piscinas, una zona rural de difícil acceso ubicada en el municipio de Mercaderes. Muñoz fue encontrado con múltiples impactos de arma de fuego, apenas unos días después de que su familia denunciara su desaparición y revelara que había sido contactada por sus captores, quienes exigían un rescate de 3.000 millones de pesos para liberarlo con vida.
Amenazas
Según relataron familiares y allegados, Yimer logró enviar un video en el que, visiblemente afectado y bajo amenaza, pedía desesperadamente ayuda. El video fue enviado antes de que se consumara su asesinato, ocurrido la noche del sábado 29 de junio. Su vehículo, una camioneta utilizada para labores del campo, fue abandonado en el casco urbano de Mercaderes, lo que encendió las alertas de las autoridades locales.
“Era un hombre trabajador, dedicado a su finca, que no se metía con nadie. Esto es una tragedia para todos nosotros”, expresó entre lágrimas un familiar desde Leiva, quien pidió garantías de seguridad para las comunidades rurales y justicia para el crimen.
Grupos armados
Las autoridades ya iniciaron una investigación para esclarecer los móviles del secuestro y posterior asesinato. Una de las principales hipótesis apunta a la participación de grupos armados ilegales que operan en la región, aunque tampoco se descarta que bandas de delincuencia común estén detrás del crimen. La zona es conocida por la presencia de disidencias de las FARC, así como por su difícil control por parte del Estado.
“Estamos verificando información de inteligencia que nos permita identificar a los responsables de este hecho tan atroz. Se ha dispuesto un equipo especializado para adelantar la investigación”, señaló un portavoz de la Policía del Cauca.
Los restos del caficultor fueron trasladados a Popayán, donde se adelantan los trámites forenses correspondientes antes de ser entregados a su familia. Se espera que en las próximas horas su cuerpo sea repatriado a Leiva, su tierra natal, donde será velado y sepultado. El crimen ha generado una oleada de rechazo por parte de organizaciones campesinas y caficultoras del suroccidente del país. Líderes comunitarios y defensores de derechos humanos han advertido sobre el creciente riesgo que enfrentan los pequeños productores rurales, que, además de lidiar con el abandono estatal, deben enfrentarse a la violencia, la extorsión y el control territorial ejercido por actores armados ilegales.

