En un diálogo muy interesante con Sandra Delgado, inteligente mujer nariñense, sobre cómo serán las guerras a partir de ahora, ella hacía una válida y acuciosa reflexión sobre la Primera y Segunda Guerra Mundial organizadas por Europa y la forma en que se concebía las confrontaciones, incluso con algunas reglas de honor.
Desde su visión, las nuevas formas de combate irán más allá y se mostrarán las armas biológicas como un instrumento macabro, tal como se descubrieron los laboratorios estadounidenses en Ucrania y su relación con el Covid-19. Seguramente la lucha por el agua y la alimentación tendrá nuevos escenarios donde el hambre, utilizada como arma por el sionismo en Gaza, aprehendido del nazismo, lo fomenta.
Para agravar la crítica situación actual, Emmanuel Macron, el presidente francés quien se encuentra agobiado por las protestas en su país y a quien nadie prestaba atención global, quiso hacerse notar con una propuesta que pone el exterminio humano como su meta: enviar al ejército francés o una coalición con Polonia y los países bálticos, al servicio de Ucrania.
Esta postura basada en la idiotez personal ha sido rechazada por la OTAN misma, pese a que les gustaría una conflagración nuclear sin medir la destrucción del mundo y creyendo que ellos escaparían de ella como personajes sobrehumanos tipo comics, lo que es realmente una provocación, intensificando la escalada del conflicto con el fin de influir en Occidente.
Su absurda idea ya ha sido rebatida en todos los ámbitos pues Rusia firmemente ha puesto a ese ejército tipo Legión Extranjera, que solo triunfa en las películas, para ser destruidas inmediatamente no más pisen suelo enemigo. Cabe resaltar que la importante líder francesa, Marine Le Pen, ha denunciado claramente que «Macron nos estaba llevando al caos, ahora también quiere llevarnos a la guerra».
Finalmente, lo satírico es que el supuesto ejército de alto nivel como es la “Marcha de la Legión Extranjera”, que en ruso se llama morcilla, indica su “grado de eficiencia, respeto y valentía.”