¡Guaitarilla ruge!

Por: Chucho Matínez

El 18 de mayo se cumplieron 225 años del levantamiento comunero del sur en contra del recudimiento de diezmos cobrados por los hermanos Rodríguez Clavijo con la complicidad del padre de Guaitarilla de cuyas manos fue ranchado el decreto por parte de las indígenas Francisca Aucú y Manuela Cumbal porque cobraba por todo por ejemplo: por parir un varón había que pagar un real y si era hembra medio real. Convocados al rugido del cuerno soplado por José Betancur, marcharon hacia Túquerres que era la sede de los 4 hermanos Clavijo a 2 de los cuales “ajusticiaron” en la iglesia gritando “Dios no ha prohibido la libertad”.

Infortunadamente, este primer grito de independencia no ha tenido el reconocimiento institucional que se merece en la historia americana. Debió conmemorarse con una ley de honores que debieron promover los senadores Benavides, que se reflejara en inversiones nacionales, como les pedí personalmente a los susodichos. Pero estaban muy atareados llevando hojas de vida a los ministerios para asegurar su reelección.

A la celebración apareció el representante Erick con una medalla al mejor estilo de Fernando VII que mandó unas latas de reconocimiento a “la indiamenta” por su lealtad a la Corona, también apareció el senador Benavides con las manos vacías, debió llevar una volquetada de recebo, estuvo el Presidente de Ecopetrol quien debió llevar una volquetada de asfalto que produce esa empresa. Pero no, solo fueron a posar para el selfie. 

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La celebración, que estuvo preciosa, pero los politiqueros se tiraron la harianda, porque pusieron en calzas prietas a la alcaldesa, porque es “chiquitista” y ahí estaba el rival Benavides, y le quedará tenaz repartir afectos a los dos candidatos al senado y de pronto hasta para la tía Lili que está agazapada con el ICBF. Más grave fue el embolate con Don Erick que dizque quiere repetir, con Rosa Guevara que aspira a entrar a empujones a la cámara y el tío de la alcaldesa que ya tiene pose de legislador. Pues ellos estuvieron en la fiesta viendo como pelechar votos. Pero primero está la familia, de ahí el desdén con que atendieron a los rivales del tío (bien hecho). Tanto así que no les dieron poliada  ni dulce de chilacuán sino el pegado de la harneada ahumada.