EDITORIAL

GOBIERNO DE GRANDES EXPECTATIVAS

Inició en la tarde de ayer el periodo presidencial de Gustavo Petro, el cual abre una enorme expectativa nacional. No es para menos, puesto que, por primera vez en la historia política de Colombia, la izquierda llegó al poder mediante el proceso democrático que se realizó el pasado 19 de junio.

Por lo tanto, se trata de un gran viraje en el manejo del país, lo cual como es lógico suponerlo, origina esperanzas y optimismo en el país, pero a la vez causa inquietud e incertidumbre por lo que significa un cambio transcendental que nunca antes se había vivido.

Nos parece que esta inédita experiencia política empezó su camino en las enormes movilizaciones ciudadanas que tuvieron como escenarios las principales ciudades del país, las que a futuro se reflejaron en las cuantiosas votaciones que se registraron en Colombia, en zonas que, con anterioridad a esos estallidos sociales, se habían caracterizado por una elevada abstención.

El resultado está en este proceso histórico en el que la izquierda representada en Gustavo Petro es desde ayer nuestro Presidente de la República. Nosotros esperamos que el entrante mandatario nacional no va a ser inferior al compromiso y la responsabilidad que se tiene ante esos millones de electores que lo llevaron a la Casa de Nariño. En especial, los grandes sectores empresariales de Colombia esperan contar con su apoyo, lo que es primordial para seguir manteniendo en marcha el andamiaje que es el pilar fundamental de nuestra economía.

 

«En las manos del entrante presidente de la República, Gustavo Petro, está en que su Gobierno pase a la historia como la administración que empezó a recuperar al país. Por ello, hoy millones de colombianos esperamos que le vaya muy bien en esta cruzada sin precedentes en el país».

 

Lo cierto es que una vez transcurrido ayer el acto de posesión presidencial, a partir de hoy el señor Presidente de la República, Gustavo Petro, tendrá que enfrentarse a retos díficiles, puesto que para nadie es un secreto que Colombia es un país agobiado por toda clase de problemas y marcadas divisiones políticas. Ello se vio con diáfana claridad en la segunda vuelta presidencial, donde Rodolfo Hernández, el principal antagonista de Petro, contabilizó más de 10 millones de votos.

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Además, como lo anotábamos en el comentario Editorial de ayer, la mayoría en el Congreso de la República, que hoy favorece a Gustavo Petro, en un momento dado podría mostrarse no tan cooperativa con los proyectos e ideas del nuevo mandatario.

Ayer, en el acto de transmisión de mando presidencial, quizá el de mayor asistencia en la historia del país, fue alegría, entusiasmo, esperanza, optimismo, en lo que tiene que ver con el futuro que le espera al país. Ello nos agrada y esperamos que las cosas empiecen a marchar bien. Pero ya hoy comenzará para Gustavo Petro el desafío de su vida, con un sector empresarial que lo observa con desconfianza, tanto a nivel nacional como internacional, unos gigantescos índices de pobreza, que serán difíciles de enfrentar ante la deplorable situación del erario público y el objetivo de alcanzar la paz total en un país que, en el momento de cambio de Gobierno, se debate en medio de una espantosa violencia.

Entonces, podemos decir que, desde ayer, Colombia inició una nueva era enmarcada con muchas promesas de cambios, con énfasis en los espacios sociales, pero también con muchas preocupaciones e inquietudes.

Por lo tanto, en las manos del entrante presidente de la República, Gustavo Petro, está en que su Gobierno pase a la historia como la administración que empezó a recuperar al país. Por ello, hoy millones de colombianos esperamos que le vaya muy bien en esta cruzada sin precedentes en el país.