Por: Nicolás Escobar Bejarano.
Podría tratarse del titular perfecto para una nota periodística sobre la última incautación realizada por la Policía Nacional en el peaje La Gómez, entre el sector La Lizama (Santander) y San Alberto (Cesar), en donde se encontraron cerca de 36 kilogramos de oro, que según los valores fijados por el Banco de la República, serían aproximadamente 8.600 millones de pesos; sin embargo es el nombre de la que podría ser la primera película antimperialista que se produjo y difundió en el territorio colombiano, una historia bastante interesante y de la cual muy poco se sabe.
“Garras de oro (1926)” fue un filme producido por la compañía vallecaucana Cali Films, de la cual no se conoce ningún antecedente, fue dirigida además por P. P. Jambrina, seudónimo que se le ha atribuido a Alfonso Martínez Velasco y los actores eran, y siguen siendo, perfectos desconocidos. Se trata de una película que hace parte del cine mudo colombiano y la temática que aborda es una fuerte crítica al rol que desempeñó Estados Unidos en la separación de Panamá de Colombia y la pasividad de este último.
«Una película de inversionistas caleños que ofendía la dignidad de los Estados Unidos, palabras textuales-; sin duda alguna, esto fue algo que preocupó a la naciente sociedad cinematográfica al punto de destruir la película».
Durante mucho tiempo esta película fue considerada un mito, pero todo cambió en la década de los ochenta cuando Rodrigo Vidal -quien fungía como director de la Cinemateca de Cali-, fue contactado por una persona anónima quien le dio indicaciones precisas para encontrar la única copia de nitrato de filme, la cual estaba dentro del teatro Jorge Isaacs de Cali; gracias a esto existen cerca de 50 minutos de la película, los cuales fueron restaurados por la Fundación patrimonio fílmico colombiano y, en ellos se puede apreciar el inicio, el final y tres rollos intermedios.
Puede interesarle: https://www.diariodelsur.com.co/diario-del-sur-40-anos-escribiendo-la-historia-regional/
Sumado a lo anterior, el historiador Jorge Orlando Melo, encontró en la Biblioteca del Congreso de Washington documentos enviados y firmados por el cónsul de los Estados Unidos en Colombia, en donde manifestaba su preocupación por “una película de inversionistas caleños que ofendía la dignidad de los Estados Unidos”- palabras textuales-; sin duda alguna, esto fue algo que preocupó a la naciente sociedad cinematográfica al punto de destruir la película y acabar la carrera de quien osara atribuirse la creación, realización o participación de este filme.

