Ricaurte Losada Valderrama

Salvar y fortalecer la Democracia

En circunstancias como la actual, de exasperada confrontación, división y polarización, fenómenos éstos emanados en su gran mayoría del presidente de la República, quien constitucionalmente es el vocero de la unidad nacional, se impone, para hacerle frente con objetividad y realismo, fortalecer la fuerza de voluntad individual y colectiva.

Y la fuerza de voluntad solo se consigue ejerciéndola y practicándola, para detener el mar de incertidumbre que estamos viviendo y ante la cual lo mejor y más conveniente para ponerle fin, o por lo menos para detenerlo lo más que sea posible, es ante todo  siendo flexibles de lado y lado, con mayor veraz cuando  en todo el mundo hay un sesgo hacia posiciones autoritarias como la que de manera que preocupa estamos viviendo, pues el descontento es generalizado y prácticamente en todos los sectores.

Nos parece entonces que para avanzar hacia la solución más conveniente se necesitan propósitos y objetivos vitales que salven la democracia y, que incluso la fortalezcan, ojalá pensando que el extremo que vivimos que nos genera escepticismo y desconfianza, no nos haga llegar a otro extremo, aún peor, sino que el país se prepare para una respuesta adecuada que invite a la unidad y al cambio, huyendo a las exclusiones.

Y la mayor ventaja de este embrollo es que podemos conseguir una mayor participación que revitalice la democracia, hecho que podrá excluir la posibilidad de que ella se mengue aún más y de pronto se elimine, para lo cual es indispensable que ojalá todos, o por lo menos las mayorías, nos convirtamos por fin en arquitectos de nuestro destino, lo cual significaría que estaríamos asumiendo adecuadamente los riesgos.

Las multitudinarias marchas del pasado domingo nos hacen pensar y afirmar algo elemental, necesario de entender, ojalá por todos los colombianos: que la fuerza conciliadora, convocante y respetuosa de las mayorías se imponga pacíficamente y que el presidente Petro entienda que su sitio final en la historia no podría ser el de haber propiciado desde el poder la división, la confrontación y la guerra.

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El mayor desarrollo y bienestar y, por lo tanto, la mayor felicidad se consigue dialogando y concertando y, en medio de la diversidad, poniéndose de acuerdo en lo esencial, potenciando un futuro compartido que aumente la participación para que, insistimos, en vez de poner en riesgo la democracia, la fortalezca.

Este esquema se fortalece si se tiene presente que de por si, la vida es incertidumbre y que siendo mucho mayor la de ahora, las expresiones pacíficas del domingo lo han reafirmado y están indicando la necesidad de concertar para avanzar.

Y la mayor desilusión y desgracia es que se está dilapidando la oportunidad para hacer cambios trascendentes e indispensables, no solo en materia social sino institucional, como el referido a la descentralización, ni siquiera mencionado en este Gobierno y aplazado por generaciones y siglos.

En todo caso es indispensable evitar el punto de no retorno y que aparezcan candidatos(a) de centro izquierda para que desde la izquierda, que por lo menos por ahora está quedando sin mayor espacio, no se vaya a pasar al extremo de la derecha que es otro riesgo al que nos está llevando el Gobierno Petro.

@ricaurtelosada