No es fácil ser padre en estos tiempos modernos que vivimos. Mucha agua ha pasado bajo los puentes, desde que la figura del padre al que sus hijos obedecían sin chistar y causaba respeto e inclusive miedo en una época en la que imperaban los castigos físicos, reinaba en el hogar.
Ahora educar a los hijos no es tarea sencilla. Los tiempos y las costumbres han dado un viraje de 180 grados y en primer lugar, ellos y ellas, no son tan dóciles como lo eran hace años y por ello, la figura del padre ha ganado en importancia y respeto en estos tiempos pletóricos de alta tecnología, pero que a la vez, son tiempos díficiles, en los hemos vivido episodios sin precedentes en nuestra historia como la llegada del Covid-19, situación que como todos lo sabemos, por diferentes circunstancias, trastornó de manera grave, la vida hogareña y familiar.
Lo importante es que aspectos básicos en lo que tiene que ver con las obligaciones de los padres se mantienen incólumes y le dan valor y realce a esta figura paterna. Los padres tienen que constituirse en la persona que guie a sus hijos e hijas en el desarrollo moral y espiritual, para lo cual deben brindarles el modelo de un comportamiento digno y ejemplar, el cual ellos y ellas, tomen como un comportamiento de vida, para que estas acciones los conduzcan a convertirse en hombres y mujeres de bien.
«Hoy en esta maravillosa conmemoración queremos manifestarles a todos los padres nuestras más grandes felicitaciones, por el papel protagónico y mágico que les tocó desempeñar en la vida: ¡el de ser papás!».
Les corresponde también a los padres, brindarles a sus vástagos las condiciones necesarias en lo que tiene que ver con su alimentación, la salud y educación, para garantizarles el bienestar que requieren para su adecuada formación.
Y, como lo anotábamos, ante los peligros que hoy acechan por doquier, el deber de un buen padre es el de protegerlos y cuidarlos en todo momento, además de brindarles la ayuda que requieran en cualquier circunstancia de la vida.
Tampoco ha cambiado el respeto que todos los hijos le deben a sus papás y el acatamiento total a sus órdenes y disposiciones, pero a diferencia de épocas ya felizmente superadas sin la necesidad de un maltrato físico, sicológico, intelectual y moral, que en un momento dado pudiera afectar la formación integral de sus hijos e hijas, puesto que ese respeto se tiene que ganar, como lo hacen los buenos padres, con base en acciones correctas y de responsabilidad, sin necesidad de recurrir a castigos traumáticos, puesto que la clave de un buen padre es la de mantener siempre en su hogar un ambiente de amor y comprensión, en el que se destile cariño por montones.
Ayer como hoy, el padre debe constituirse en el ejemplo de las buenas costumbres y de la absoluta armonía que debe reinar entre padre, madre e hijos, para que la figura del papá, se erija como el espejo en que reflejarse para imitar las cualidades que hacen de un hombre, un papá ejemplar.
En este día tan especial y emotivo, queremos expresar que ser un buen padre es apreciar lo que nuestros padres hicieron por nosotros y reencontrarnos con el niño, que alguna vez fuimos. También ser buen padre es actuar como un maestro que imparte sus clases en la más prestigiosa universidad, con el objetivo de brindarles a sus hijos, las mejores cosas de la vida.
Por eso, hoy en esta maravillosa conmemoración queremos manifestarles a todos los padres nuestras más grandes felicitaciones, por el papel protagónico y mágico que les tocó desempeñar en la vida: ¡el de ser papás!