Le rendimos hoy un más que merecido homenaje a los padres de familia, en un día en el que se exalta el amor por sus hijos, su dedicación para formarlos como personas de bien, puesto que son y fueron nuestros padres, quienes nos levantaron en medio de un ambiente de respeto y de sólidas normas morales y durante toda la vida nos seguirán cuidando y aconsejándonos.
Son los padres responsables de brindarles a sus hijos, el enorme amor paternal y brindarles, alimentación, salud, educación, además de protección ante los peligros físicos, sicológicos que, en algún momento de la vida, los puedan amenazar, máxime en estos tiempos difíciles y conflictivos que afrontamos.
Por ello, nuestros padres merecen el pleno respeto de sus hijos, en un ambiente de armonía sincera, comprensión y sobre todo, mucho amor, recordando siempre, los grandes sacrificios que ellos hacen por sus hijos e hijas.
Ser papá, es ser a la vez, un modelo de buenas costumbres, de excelente comportamiento moral para cimentar una gran armonía familiar, entre el padre, la madre, para que los hijos e hijas se reflejen en ese espejo, que debe regir por siempre nuestras vidas.
Hoy en estos tiempos convulsionados que vivimos es cada vez más difícil ser un buen padre, una figura que tiene enormes responsabilidades para con sus hijos puesto que ellos son los pilares que mantienen firmes las estructuras familiares en todos los hogares de Pasto, Colombia y el mundo, con base al amor, la armonía, la comprensión y los valores morales.
Esta vez, la celebración del Día del Padre, nos llega en momentos difíciles para nuestro país, en los que muchos papás, están cayendo en enfrentamientos que se registran en diferentes zonas de Colombia a consecuencia de una violencia que nos azota con fuerza. También estamos hablando de unos papás, que en estos instantes están siendo víctimas de desplazamientos, al verse obligados a abandonar con sus familias sus terruños para proteger sus vidas.
Por esa razón hoy nuestro llamado es para que medio de las celebraciones del Día del Padre, hagamos un espacio, para elevarle al Todopoderoso, una oración para que la paz cobije a nuestro país, una paz que estamos buscando desde hace años y que, nos haga olvidar, todas las cosas malas que nos ha dejado la violencia a través de nuestra historia.
En estos tiempos frenéticos que afrontamos no solo en Colombia, sino en gran parte del mundo, un buen padre corrige a sus hijos con amor, porque los quiere mucho y desea lo mejor para ellos; los educa con firmeza para darles seguridad y en esta época de una alta tecnología que conspira contra la unidad familiar, dialoga de manera permanente con ellos, buscando siempre la mejor manera de ayudarlos.
Por ello, en esta celebración del Día del Padre, preguntémonos, ¿Amamos a nuestros padres? ¿Somos agradecidos con ellos, los visitamos cuando afrontan quebrantos de salud? ¿Los ayudamos cuando afrontan necesidades? Estamos seguros que la respuesta a todos esos interrogantes es un SI con mayúscula, puesto que un hijo agradecido, es una bendición de Dios, para quienes nos dan lo mejor y siempre nos protegen y nos ayudan en todos los pasajes de nuestras vidas. Hace más de cien años, en el año de 1909, una señora de Estados Unidos que se llamaba Sonora Smart Dodd, agradecida porque su papá, crío solo a sus cinco hijos, sembró la semilla por la cual hoy podemos decir, ¡Feliz Día papá!

