Los pesimistas siempre creen que viven en el peor de los mundos, usualmente estiman que todo les va a salir mal, por eso nunca emprenden nada, ya que siempre ven el vaso medio vacío. Dicen los psicólogos que ellos siempre tienen baja autoestima. Además, con frecuencia siempre ven muros difíciles de salvar, viven estresados y enfermos porque creen que no saben nada, no son nada y no pueden llegar a alcanzar nada.
Totalmente opuesto a este concepto es el optimismo. Que consiste en analizar las situaciones a partir de la dimensión más favorable.
Los optimistas aceptan la realidad, ven los problemas con mayor objetividad, observan el futuro más favorable, razón por la cual afrontan las dificultades con buen ánimo y perseverancia. Esto les permite encontrar soluciones, posibilidades o ventajas por más difíciles que sean las circunstancias.
Los estudiosos afirman que, por lo general, los optimistas tienen mejor humor, son más perseverantes y gozan de un mejor estado de salud.
Hago estas reflexiones por que según La empresa Ipsos, reconocida internacionalmente por sus encuestas de opinión, en la última realizada entre el 25 de junio y el 9 de julio en 28 países de todos los continentes y niveles de desarrollo. Colombia es el país donde la gente está más pesimista: 88% cree que el país va en la dirección equivocada.
El reconocido economista Eduardo Lora, dice que: “Cómo serán de graves nuestros problemas, que apenas uno de cada cuatro entrevistados estaba preocupado por el COVID. En cambio, 49% estaba preocupado por el desempleo, 44% por la pobreza y la desigualdad y 55% por la corrupción. Los colombianos estamos tan abrumados por la gravedad de la situación social y política que ni siquiera somos conscientes de que nos esperan amenazas aún mayores: apenas 4% declaró que le preocupara el cambio climático y tan solo 9% se siente inquieto por las amenazas ambientales.”
Estos datos muestran que a los colombianos nos hace falta, al menos dos dosis de vacunas contra el pesimismo y otra dosis superior de vacunas para estimular el optimismo.
Por: Víctor Rivas Martínez.