Por Mauricio Fernando Muñoz Mazuera
Varias veces miré desde la comodidad de mi casa situaciones como la que se vivió este lunes festivo en la vía entre Pasto y Popayán, informaban de derrumbes, de personas afectadas y de vías cerradas, pero nunca había tenido que padecer esa situación en carne propia hasta precisamente estos días.
El año pasado un derrumbe en cercanías a Piendamó Cauca perturbó el normal tránsito en la vía que comunica Popayán y Cali, pero fue una cuestión más fácil de manejar, el deslizamiento afectactaba el paso de vehículos, pero no en las proporciones como estos días se ha tenido que padecer, puesto que, muchas personas buscábamos retornar a nuestros trabajos, estudios e incluso al normal devenir de la vida, situación que se ha postergado por la emergencia ya conocida.
De esta emergencia hay varias situaciones para analizar, la primera, es el paupérrimo estado de las vías que nos conectan con el interior del país, la vía Panamericana constantemente vive en medio de derrumbes y emergencias, y sin importar el color o la ideología política de quién lidere el país, todo seguirá igual, una carretera olvidada que pasa por sitios que son un riesgo para los mismos pobladores pero que nadie hace nada para cambiar la situación, pero el panorama no cambia si hablamos de la dirigencia regional, los congresistas son una sarta de oportunistas que vuelan en avión y solo miran el departamento cuando hay elecciones… Nuestros dirigentes son sordos, ciegos, mudos, ignorantes e inoperantes, pero para la francachela y comilona de la burocracia, son los primeros.
Otro drama que se vive es el de los transportadores que deben recorrer estas vías, la inseguridad, el mal estado de las vías y este tipo de emergencias hacen que el trabajo que realicen cada vez sea de mayor riesgo; que los dirigentes del gremio se vivan equivocando con sus apoyos políticos no es excusa para que las vicisitudes que deben padecer se prorroguen per saécula saeculórum ante la inacción de todos.
El deslave también trae consigo otro problema para nuestro departamento y es el desabastecimiento de alimentos y combustible, podríamos decir que “al caído caerle”. Los precios que ya se cancelan por alimentos se encuentran por las nubes y con seguridad esto aumentará cada vez más con la emergencia. Pero si hay algo que duele es que esta situación la hemos vivido cientos de veces y aun así nada cambia.
Finalmente solo quiero que por un momento se imaginen esta situación… tienes el dinero justo para llegar con tu familia a Pasto y sucede el derrumbe, cómo sorteas comida, alojamiento y demás a raíz de la emergencia? Este es un escenario que vivieron un buen número de coterráneos quienes estuvieron detenidos por la emergencia, dificultad que tranquilamente podría sortearse con la doble calzada que se ha venido pidiendo a gritos al igual que la adecuación de pasos alternos que permitan enfrentarse a este tipo de problemas. Dios permita que algún día termine el suplicio en el que se ha convertido salir por tierra desde Pasto a cualquier punto de la geografía Colombiana.

